La mano blanda de Solari con Bale crispa al vestuario blanco
Pese a su feo a Lucas en casa del Levante y a su escasa incidencia en el Clásico de Copa, el argentino le eligió para el once en Liga por delante de otros...
Tras la pitada y el cambio, el jugador galés abandonó el banquillo y se marchó al interior del vestuario. Al menos esta vez no se marchó del estadio, como sí hizo en el encuentro contra la Real Sociedad en Liga; en aquella ocasión, las cámaras de El Chiringuito de Jugones grabaron al futbolista saliendo con su coche del aparcamiento del estadio blanco mientras, en su interior, el Madrid buscaba un empate que no llegaría finalmente. Es sólo otro de los hitos de Bale en esta temporada, a lo que se unen sus constantes lesiones (ya ha sufrido cuatro este curso), su bajo rendimiento deportivo (Lucas Vázquez y Vinicius le han adelantado en los planes de Solari), su falta de implicación con el proyecto (quiso salir en verano, pero la marcha de Cristiano frenó sus planes), su corte de mangas en el Metropolitano tras marcar que pudo acarrearle sanción...
Pese a todo ello, Solari no quiere enterrar a Bale. Preguntado por la tremenda pitada que le despidió en el Clásico, el argentino se salió por la tangente: "No me gusta hablar en esos términos. Los jugadores se han entregado y lo han entregado todo. Creo que Bale ha hecho por este club muchísimas cosas muy grandes y todos merecen un respeto porque han hecho muchas cosas por el club, pero el público es soberano". Con ese "todos" se estaba refiriendo a Isco, también incluido en la pregunta, pues el público le reclamó mientras calentaba y le aplaudió cuando salió al campo; una vez más, Solari personaliza al hablar de otros, pero tiende a la generalidad para referirse a Isco; con el malagueño, sus deseos de recuperación no son tan decididos ni de lejos.
El problema está en que esta condescendencia, esta mano blanda (que diría Ancelotti) de Solari con Bale, está levantando ampollas dentro del vestuario blanco. La semana previa al Clásico de Liga no había sido sencilla para el galés: en casa del Levante, saltó al césped desde el banquillo para lanzar un penalti que él no había provocado y, tras marcarlo, le hizo un feísimo gesto a Lucas Vázquez cuando éste quiso celebrar con él el gol anotado; luego, en la vuelta de semifinales de Copa ante el Barcelona, fue suplente y no mejoró en nada al equipo cuando salió, recibiendo algunos pitos leves.
Con semejantes precedentes, en el vestuario causa extrañeza que Bale fuese titular en Liga por delante de otros jugadores (Lucas se ha ganado la confianza de Solari a base de trabajo defensivo y entrega en ataque; Mariano aprovecha los minutos siempre que le llegan, como ante el Alavés; Asensio salvó al Madrid en Ámsterdam jugando como falso nueve y anotando el 1-2 final) cuyos méritos parecen mayores y que, además, no han protagonizado problemas de indisciplina como sí ha hecho el británico. Deberá andarse Solari con ojo en este empeño personal por reenganchar a Bale a su Real Madrid si no quiere que le cueste romper puentes con otros futbolistas de la caseta madridista.