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COPA | VALENCIA 1 - BETIS 0 (3-2)

Centenario y a por todas

Los de Marcelino se meten en la final de Copa y jugarán ante el Barcelona el 25 de mayo. Rodrigo anotó el único gol de la noche antes de irse del campo por lesión.

Centenario y a por todas
EFE

El Valencia está escribiendo en esta Copa del Rey un precioso prólogo para el libro de su centenario. "En el curso en el que cumplía 100 años, el equipo de Marcelino jugó la final de Copa". Lo hará el próximo 25 de mayo contra el Barcelona. Otra vez en Sevilla, donde hace 20 años (1999) levantó la Copa tras un gol increíble de Mendieta y dos de Piojo López al Atlético de Madrid. Allí, en Sevilla, empezó su época dorada; allí, en el Benito Villamarín, derrocharán la ilusión del aspirante. Los blanquinegros y los miles de valencianistas que no se perderán la cita.

Marcelino le ganó la partida a Quique Setién, al menos la eliminatoria. El asturiano logró así su mayor hito hasta hoy como entrenador. Marcelino disputará su primera final tras 18 años en la profesión y cuatro intentos fallidos. El cántabro, mientras, se queda a las puertas de la que también hubiera sido su primera final. De 'su' final, la del Betis. Los béticos la tuvieron en su mano hasta el minuto 55' en el partido de ida, donde se pusieron 2-0, y la pelearon en Mestalla hasta el final, aunque en verdad su sueño quedó truncado tras el gol de Rodrigo Moreno. "Illa, illa, illa nos vamos a Sevilla" cantaba Mestalla.

A nadie le pudo sorprender la puesta en escena de Marcelino y menos la de Setién. El Betis se hizo con el balón. Ellos ponían el toque y la paciencia; el Valencia, por su parte, el orden y el contragolpe. Los ché jugaban a la búsqueda del error. El partido tenía más ritmo que velocidad, más ayudas que espacios. Como los verdiblancos no cometían fallos en la salida, los Carvalho, Canales y Lo Celso fueron haciendo suyos cada vez más metros del campo de Mestalla. Y así durante la primera mitad hubo más noticias de Jaume que de Joel.

Al bético solo le inquietó de verdad Gabriel Paulista tras un córner, cuya ocasión fue más clara de lo que lo finalmente lo fue su remate. Al blanquinegro, sin embargo, le puso a prueba Joaquín y más aún después Canales, Jesé y Mandi. El Valencia necesitaba que Parejo apareciera con más asiduidad, porque cuando lo hacía el tiempo se paraba y el partido parecía otro. Pero en líneas generales Setién llegaría al descanso más cerca de su plan idílico que Marcelino, que todo sea dicho seguía teniendo a su favor el resultado por los goles de Cheryshev y Gameiro en Sevilla.

Pero el guion se alteró tras la vuelta de vestuarios y mucho más lo hizo el cómputo de la eliminatoria. Ahí el Betis cometió el error que buscaba el Valencia, aunque no precisamente en la forma que ellos esperaban. Mandi se quedó clavado rompiendo el fuera de juego de Gameiro tras pase al hueco de Piccini y el francés, auténtico héroe blanquinegro en esta semifinal, asistió a Rodrigo, que no perdonó. Éxtasis en Mestalla, que se sentía cerca de Sevilla allá por mayo; duro golpe al espíritu combativo del Betis, que empezaba a verse lejos de 'su' final, la del Villamarín.

Setién sacó artillería en pro de un gol que le metiera de nuevo en la eliminatoria. Loren por Francis, Tello por Guardado y ya a la desesperada a Feddal por Sidnei, colocándose el central marroquí (192 centímetros) de delantero centro. Pero el Valencia, un equipo al que el gol de Rodrigo le calmó sus nervios, no perdió la compostura y cuando mostró alguna fisura ahí estaba Jaume. Inclusive al contragolpe los de Marcelino tuvieron el gol en las botas de Guedes y Carlos Soler. Pero no le hizo falta ninguno más. Como dice el título de su biografía del Centenario: "La voluntad de querer llegar". Le ha costado once años, mil calvarios, sueños rotos y múltiples decepciones, pero el Valencia ha vuelto. Al menos a una final.