Un trueno llamado Messi amenaza al Bernabéu
Esta temporada ha marcado en un 68% de los partidos que ha jugado. Al Madrid le ha metido 26 goles, pero ninguno en Copa. Vinicius, arma blanca.
Messi le ha metido 26 goles al Madrid en 37 partidos, a todas las edades, de todas las facturas, en el Camp Nou y en el Bernabéu, en invierno, en primavera, en verano y en otoño, pero ninguno en Copa, competición favorita del Barça más reciente. Quizá lo necesite hoy, en duelo que el Barça entiende como tiro de gracia al enemigo íntimo y el Madrid como salida de emergencia.
Messi invade el partido extraordinariamente. Este y los que le precedieron. Ha marcado en diez de los últimos once partidos de Liga, incluso por encima de su media en el curso, en el que registra anotación en un 68% de los partidos que disputa. Y en un 28% mete dos goles o más. Su gran momento pesa más que cierta recesión en el juego del equipo. Se vio en el Pizjuán, ejemplo insólito de cómo un solo jugador es más que un equipo. “Ningún jugador es mejor que todos juntos”, dijo Di Stéfano. O no, proclama Messi, que suma 33 goles en 32 partidos y llega al duelo como pichichi del campeonato y líder de la Bota de Oro (25 dianas).
La propuesta del Madrid carece de currículum: Vinicius. Como tantas promesas, pagada en este caso a muy alto precio, se ha instalado en el equipo por vía de apremio. Son las crisis los flotadores de los jóvenes. Cuanto peor le iba al Madrid más empezaba a jugar Vinicius, que a punto de concluir febrero ya ha disputado 25 partidos, marcado cuatro goles y dado nueve asistencias, más que nadie en el equipo. Había encadenado trece partidos como titular hasta que Solari le sentó ante el Girona con el resultado conocido (1-2). Recuperó el sitio ante el Levante para ser, de nuevo, el mejor del equipo. Así se ve el Madrid, remolcado por un jugador de 18 años. Su irrupción marcó la mejoría del equipo. “Espero que no pierda las raíces brasileñas. Lo que le hace diferente es lo que hizo diferente a Neymar: el uno contra uno, la habilidad, la inteligencia para salir de una situación difícil”, dice de él Zico, leyenda del Flamengo.
Y en su galope, Vinicius ha dejado atrás a Bale, retratado en sus números y en su actitud. Desde que comenzó el año sólo ha jugado dos partidos de titular y, pese a sus tres goles, ha resultado casi irrelevante. En Valencia se amotinó en el calentamiento y aunque Solari gambeteó sobre el caso, no está en las previsiones que le ponga hoy. Quizá el sábado, cuando todo importa menos.
Vale lo mismo para Marcelo, rebasado por Reguilón. Así que sólo habrá dos cambios respecto al encuentro ante el Levante: Sergio Ramos, que regresa tras sanción, y Keylor Navas, cuyo territorio ha quedado reducido a la Copa. Sus datos son mejores que los de Courtois (un gol encajado cada 100 minutos por 72 del belga), pero los rivales también han tenido menor tamaño.
Cillessen y Arthur, casi sin opciones
También el Barça se maquilla respecto al once del Sánchez Pizjuán. Probablemente corra el turno en la portería porque Cillessen, el titular en el torneo, sale de lesión. Tampoco Umtiti parece en disposición de aguantar dos partidos seguidos (el de Sevilla fue su primer encuentro desde el 24 de noviembre) y Vidal y Coutinho escenifican el poco tino en los fichajes de uno y otro equipo. Sólo Lenglet está entre los doce más utilizados por Valverde en el curso. En el Madrid, en el top 14 sólo figura Courtois. Será, pues, un Clásico con los clásicos, al que se suman Sergi Roberto y Dembélé. Arthur viaja con pocas posibilidades. Quizá esté para el sábado.
A favor del Madrid estarán el público, “único titular indiscutible” adelantado por Solari, y el resultado de la ida. A favor del Barça, Messi excluido, las 29 horas más de descanso que han dado para unas cuantas conversaciones. Aún está abierta esa causa. También la del VAR, utilizada como arma de ataque por el entorno culé tras el no penalti de Doukouré a Casemiro.
Las rachas tampoco dan muchas pistas: una sola derrota del Madrid en mes y medio pero tres malos partidos recientes y sólo dos triunfos del Barça en los últimos seis encuentros. Será, en cualquier caso, el Clásico 241 de la historia, con 95 victorias blancas, 94 culés y 51 igualadas. Un triunfo del Barça convertiría el empate técnico en aritmético. También hay equilibrio en las eliminatorias: seis por cabeza. La historia no ofrece pronóstico.