ATLÉTICO DE MADRID - JUVENTUS | MICHELE DALAI
"Sin el 'Monismo', Simeone no habría llegado tan lejos"
Michele Dalai (Milano, 1973), es un escritor italiano. Hace un año, en Fox Sports Italia, le dedicó un programa a Simeone y Burgos: la historia del segundo entrenador rojiblanco le apasionó tanto que llegó a acuñar el término 'Monismo', "algo fundamental en el pensamiento de Simeone".
¿Cuándo nació su pasión por el Cholismo?
Tuve la suerte de entrevistar a Simeone hace mucho, tras el Scudetto del Lazio. El error, con el Cholo, era mirar su nariz de boxeador y creer que fuera un jugador únicamente muscular: tenía una inteligencia impresionante y una gran técnica. Ahora es un gran entrenador porque saca de los jugadores la misma intensidad que tenía él y, si te fijas, adora a los futbolistas inteligentes. Su Atleti no es el equipo que más adoro, pero entiendo que si es tan fuerte es gracias al genio de su entrenador. Ellos no podían competir con los otros dos portaviones del fútbol español y encontraron su manera para hacerlo.
Con su libro, 'Contra el Tiqui Taca (Cómo aprendí a detestar al Barcelona)', dejó clara su postura...
Obviamente, era un titular muy irónico y en España lo entendieron. Llegué a detestarlo porque no me gustan los dogmatismos excesivos: en el Cholismo, aunque no lo parezca, hay un momento en el que todo se deja en las manos de la fantasía, del instinto de los jugadores. Guardiola es otro genio, pero el tiqui-taca me parece aburrido y, sobre todo, me parecía aburrido lo que ocurrió en 2009 y 2010. Ahí, si no te gustaba, te trataban como si no entendieras nada de fútbol. Pep, sin embargo, ha demostrado con el tiempo ser mucho más que aquello.
Hace un año le dedicó un programa, en la serie de Fox Sports 'Due di Uno', a la pareja Burgos-Simeone...
La idea nació de mi pasión por Simeone, mi curiosidad hacia Burgos y sobre todo gracias a la foto de un abrazo entre los dos durante una crisis de locura del Mono. Lo que adoré de Burgos es su incapacidad de aguantar las injusticias. Él soporta, pero hasta su punto de ruptura: ahí, ya no le importa dónde se encuentre, solo piensa en repararlas. Es una pareja perfecta: Simeone es más listo, el Mono más explosivo. Y es precioso pensar que, de los dos, el táctico es el segundo.
Les comparó con Don Quijote y Sancho Panza...
Tiene sentido gracias al total idealismo de su batalla. Ellos también luchan contra unos molinos de viento: el poder económico y político de dos equipos que parecen intocables. Para creer en eso, debes tener una buena dosis de locura. Es una de las últimas parejas del fútbol que enciende la fantasía. Son supermodernos, pero me saben a antiguo: hasta en su aspecto, en esa incapacidad de dominar sus peinados. Cuando uno está despeinadísimo, el otro parece que acaba de salir del peluquero, y luego invierten sus papeles (ríe). Los admiro mucho.
Usted acuñó el 'Monismo'...
Se debe hablar de 'Monismo' porque a Burgos no le importa nada darle su cara al fútbol de Simeone, pero está clarísimo que hay mucho de él en esa empresa exitosa. Me cuentan que la obsesión táctica del equipo es la suya. Y el 'Monismo' tiene cuatro puntos fundamentales: la locura que convierte cualquier desafío en posible, un enorme sentido de la justicia, conocer a fondo los hombres que te rodean y la capacidad de trabajar en la sombra. Cada vez que Burgos explota, veo en su cara, después, el arrepentimiento del niño. Como si supiera que no debía hacerlo, que su papel es ayudar al otro. Simeone, en cambio, lo mira sonriendo y sabe que lo defenderá hasta extremas consecuencias.
¿Sin Burgos, el Cholo habría llegado tan lejos?
Absolutamente no, y creo que Simeone lo sabe. El Cholo es un técnico impresionante, pero es consciente de que gran parte del trabajo sucio lo hace Burgos. Eso sí, también sería injusto afirmar que el Mono es la única clave de los éxitos de Simeone.
¿Cuál recuerdo prefiere de la larga historia del Mono?
Sin duda, la llamada con que le comunicó a su madre su enfermedad, transformándola en una broma: el saber desdramatizar algo tan terrible. Yo también tuve cáncer y me enfrenté a eso con su misma levedad: no es simplemente bromear sobre el tema, es tener conciencia de que eres un luchador y tienes posibilidad de ganar. Es un hombre inteligente y de una humanidad inmensa.
¿En Italia, hubo un jugador que le recordó su personalidad?
Si no hubiera sido tan, tan loco, creo que Pablo Daniel Osvaldo. El problema fue que las virtudes de Burgos en él se convirtieron en defectos. El Mono logró gestionar el sentido de libertad, las ganas de ser distinto, más que un 'simple' futbolista. Osvaldo se hizo enterrar por la estupidez del fútbol, que a veces puede transformarte en una marioneta. Una pena. También es verdad que los 90 eran distintos: sin redes sociales, los jugadores eran más humanos, más libres. Ya hay pocos así.
¿Cree que el fútbol le deba una Champions a esa pareja?
Te voy a contar algo: estaba en el fondo colchonero en la final de Lisboa, con un periodista muy famoso en España que ahí salió del armario como rojiblanco, un amigo. Yo soy interista, tengo el sentido de la tragedia y él me repitió durante todo el partido: "Ahora empatan". Eran 30.000 personas que decían y sentían lo mismo… Simeone y Burgos se merecen una Champions honoris causa. No sé si lo conseguirán, pero llegar al fondo hasta dos veces, y que el destino te castigue con tanta crueldad, no puede ser un caso. Alguien se la debe.
¿Entonces, qué pasará con la Juve?
La Juve es fuerte, será un partido entre dos equipos mentalmente muy duros. La Vecchia Signora tiene una gran ventaja: un señor que al Atleti le levantó en la cara dos Champions. Esto es un factor importante, pero sigo creyendo en los rojiblancos.
Simeone acaba de renovar pero algún día, en el futuro, ¿le gustaría verle en Italia con Burgos? En su Inter, quizás...
Sería un regalo, uno de los pocos motivos que me devolvería la pasión. Ya solo ver al Mono, desde las gradas, tener que enfrentarse a los cuatro árbitros y a los directivos italianos tendría su encanto… A pesar de eso, y en mi contra, le deseo que nunca vengan al Inter, que se queden en el Atleti para siempre. Están haciendo algo único y su duración debe ser distinta a las del fútbol moderno. Soy un romántico: prefiero verlos ahí.