Vinicius se presenta al mundo
En su primera gran noche en la élite, no se arrugó y sobresalió en el Camp Nou. Amenazó constantemente al Barça y fue decisivo en el gol del Madrid.
La única regla que tiene Vinicius (18 años) es que no hay reglas: se toma el fútbol como un juego en el que va pasándose pantallas, la última tras conseguir la titularidad en el Madrid. Desde ese lugar de privilegio se presentó al mundo en el Camp Nou, por si todavía hubiera alguien que no le conociese: se marchó al descanso con cuatro remates, los mismos que todo el Barcelona, y aglutinando la mayor parte (55,5%) del juego del Madrid en su costado.
Hay en Vinicius una mezcla que le hace imprevisible a ojos del espectador e indescifrable a los de los rivales. También lo es para su entrenador, que calificó como "sorprendente que un chico de 18 años juegue y se desenvuelva de esta manera". Y esa manera es la de un adolescente que ejerce de veterano en todo un Real Madrid y en todo un Clásico: fue quien más regates intentó (5), el segundo que más ocasiones creó (2, sólo por detrás de las 4 de Benzema) y al que más faltas le hicieron (3, las mismas que Kroos y Marcelo, provocando una de ellas la amarilla de Semedo). De ese entusiasmo vertical nació el gol del Madrid, con inicio en su banda y nudo y desenlace en el área.
Pero no sólo se sacudió la presión divirtiéndose en ataque, donde aún le hace falta afinar en la toma de decisiones. Marcelo, que nunca estuvo en el partido, le obligó a ejercer de segundo lateral izquierdo y Vini respondió: se le vio con frecuencia cerca del área propia y recuperó tres balones, sólo uno menos que Ramos, los mismos que Carvajal y dos más que Casemiro, por ejemplo.
Idilio con la Copa
Esa implicación defensiva le fue dejando sin piernas y pulmones, lo que le convirtió en carne de cambio. Solari le relevó en el 63', metiendo a un Bale que no revitalizó al Madrid. La creciente importancia de Vinicius también se ve en estos detalles, que al equipo le pese su ausencia. Tenía que notarse en la Copa, la competición en la que empezó a reivindicarse y continuó asentándose. Es en este torneo en el que ha participado en más goles que nadie (dos tantos y seis asistencias). Su idilio tiene al menos otra estación: el día 27, en el Bernabéu, que le observa y le confía buena parte de sus esperanzas de final.
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