Bale: 22 lesiones y muchos líos
El galés, que se recupera de su octava lesión en el sóleo, se marchó del Bernabéu mientras el Madrid perdía ante la Real y suma una nueva polémica en su historial.
Y en plena crisis del Madrid, una nueva polémica de Gareth Bale. El pasado verano, con el traspaso de Cristiano a la Juventus por 100 millones, el club blanco vendió que el galés cogería la bandera dejada por el portugués y entre él y Benzema compensarían su salida, pero no sólo no ha sido así, sino que Bale ha vuelto a defraudar. En primer lugar, por una nueva lesión, la 22º desde que llegó al Madrid, poniendo de manifiesto una vez más que su musculatura de cristal hace imposible que él sea el líder del Madrid. Y en segundo lugar, por una nueva polémica. El pasado domingo, El Chiringuito cazó a Bale, de baja tras su octava lesión en el sóleo, abandonando el Bernabéu en el minuto 78 del partido ante la Real, cuando su equipo perdía 0-1 (en el 83’, Rubén Pardo hizo el 0-2 final)… Otro lío que se une a un polémico historial.
Bale, Ancelotti y la llamada de Florentino
De un modo u otro, Bale ha comprometido al club y a casi todos sus entrenadores en el Real Madrid. Contratado en 2013 por 101 millones (el más caro de la historia en aquel entonces) por empeño de Florentino Pérez y no por necesidad del equipo, su fichaje obligó a Ancelotti a encontrarle sitio en el once. Le metió con calzador en la derecha, quitando a Di María. Ese no era el sitio del galés, que adquirió fama en la izquierda, primero como lateral y después en ataque. Ancelotti encontró la fórmula del equilibrio ubicando a Di María en el centro del campo (el trío Bale-Benzema-Cristiano comprometía al equipo en defensa por su renuencia a ayudar atrás). Solucionado el primer enredo, Carletto volvió a verse comprometido por el galés en la segunda temporada. Fue el primer gran lío del de Cardiff en el club. Ancelotti le sentó contra el Valencia, el 4 de enero de 2015, (2-1 en Mestalla que acabó con una racha triunfal de 22 triunfos oficiales seguidos) y Florentino le llamó a capítulo, como desveló el de Reggiolo en su libro Liderazgo tranquilo: ganando corazones, mentes y partidos. "Desde entonces, la relación no volvió a ser la misma", confirmó el ahora entrenador del Nápoles. Meses después de aquel episodio, fue despedido…
Benítez y sus elogios a Bale
En la 2015-16, ya con Rafa Benítez en el banquillo, el galés ocasionó de nuevo varios dolores de cabeza al club. El nuevo técnico tuvo problemas, no con Bale sino por Bale. Consciente de la importancia de Bale para Florentino, Benítez quiso agradar a su presidente y en un gesto hacia el palco decidió ir a ver al de Cardiff a una concentración con Gales, gesto que no tuvo con Cristiano… La tendencia de Benítez por elogiar a Bale le distanció del resto de la plantilla. Además, le puso de mediapunta, tal y como deseaba el futbolista. En la sala de prensa también ponderó la figura de Bale haciendo de menos al ahora jugador de la Juventus. "Es difícil decir quién es el mejor. Creo que Cristiano, Bale, Benzema o James están ahí...". La falta de conexión con la plantilla y el 0-4 del Barça en el Bernabéu, que acabó con una pañolada contra Florentino, le sentenció.
Zidane se hartó
En enero de 2016, Florentino decidió ascender a Zidane del Castilla para sustituir a Benítez, maniobra del presidente para aliviar el apuro que atravesaban él y el equipo. Zizou, como Ancelotti, también chocó con los privilegios del galés y aunque en un principio le sacó los colores (acabó señalado en el Clásico de abril de 2017 por alinearle a pesar de llevar sólo tres entrenamientos), terminó por hartarse. El 14 de febrero, contra el PSG, comenzó a romperse definitivamente la relación entre Zidane y Bale. El francés le dejó en el banquillo en la noche más importante hasta entonces de la temporada, algo que molestó al jugador, como reveló su seleccionador. Su pasividad llamó la atención del vestuario. Bale fue captado por las cámaras bostezando en el banquillo. Después, estuvo lento a la hora de quitarse en chándal para entrar al campo. Y, finalmente, no atendió a la llamada de Ramos al final del partido para agradecer el apoyo al Bernabéu. Con la mirada abajo, se fue al vestuario. Un desaire que repitió en la vuelta del Parque de los Príncipes, donde también fue suplente.
El galés empezó a no disimular sus gestos de desconexión. En Butarque, siendo suplente, llegó a marcharse al vestuario mientras se estaba jugando la primera parte, reaccionó de forma muy tímida al primer gol de Cristiano en el Juventus Stadium y en el descanso de la vuelta contra la Juve, donde fue titular, respondió con una sonrisa cuando Cristiano, en el descanso, le pidió más agresividad. Zidane le dejó en el banquillo por Lucas Vázquez. No fue convocado en el siguiente partido, ante el Málaga, y fue suplente ante el Athletic. Bale pasó a ser accesorio: suplente en las grandes noches europeas de la pasada temporada como ante el PSG, la ida ante la Juve, contra el Bayern (no jugó ni un minuto), o en la final de la Champions contra el Liverpool, donde acabó marcando dos golazos.
Ultimátum al Madrid
Sus dos goles en la final de la Champions ante el Liverpool le impulsaron para, nada más acabar el partido, lanzar un ultimátum al club: "Estuve muy decepcionado por no estar en el once de la final, sentía que me lo merecía. Necesito jugar cada fin de semana. Me tengo que sentar con mi representante para hablar. Quizá me quede, quizá no…". El pulso con Zidane y el Madrid era un hecho. Pero la dimisión del marsellés (y la salida de Cristiano) le abrió el cielo.
“Fatiga”, lesión y falta de compromiso
Lopetegui aterrizó en el Madrid y días después se quedó sin Cristiano, el máximo goleador de la historia del club, vendido a la Juventus por sólo 100 millones. Sin el portugués, el Madrid necesitaba que Bale diera un paso al frente para paliar la salida del portugués, pero no fue así. Es más, también puso a prueba al entrenador español con sus misteriosas lesiones y su actitud. En octubre viajó con su selección pese a estar tocado, algo que molestó en el Madrid ya que días antes se ‘borró’ de la segunda parte contra el Atlético por unas molestias (las pruebas revelaron que no sufría lesión), del viaje a Moscú (el Madrid perdió contra el CSKA) y pidió el cambio contra el Alavés cuando faltaban 20 minutos y con 0-0 (aunque antes de producirse tiró una falta: Bale pidió el cambio pensando en jugar contra la Selección). El Madrid acabó perdiendo aquel día 1-0… Un comportamiento que comprometió a Lopetegui, a quien la falta de gol del equipo perjudicó hasta su despido.
Nada más llegar al banquillo, Solari le llamó la atención: "Que se coma el campo". Aún así ha sido condescendiente con su poca implicación y no se ha atrevido a sentarle. En el primer partido del año, ante el Villarreal, volvió a romperse y el domingo, con el equipo naufragando en el Bernabéu ante la Real, se marchó del Bernabéu antes de acabar el partido. La crisis no va con él...