El foco en Valverde: cómo gestionar la Copa
Después de cuatro títulos consecutivos, el entorno reclama protección a las figuras. Messi, Suárez, Piqué, Busquets, Alba y Rakitic priorizarán Liga y Champions.
El Barça tiene la oportunidad este año de hacer historia en la Copa. Ningún equipo ha ganado cinco veces consecutivas la competición: sólo Real Madrid (1905-1908), Athletic (1930-33) y los azulgrana (2015-2018) la han levantado cuatro veces seguidas. Además, Messi, Piqué y Busquets están a una sola Copa de igualar a Piru Gaínza como jugadores con más Copas (7) en la historia.
Sin embargo, el debate no va por ahí en Barcelona. Muy al contrario, y después de las tres últimas decepciones en la Champions, el entorno reclama protección a las figuras. Los durísimos meses de enero y febrero han pesado en las estrellas azulgranas en la Champions durante los últimos años. Además, futbolistas como Messi, (31) Suárez (32 en marzo), Piqué (32 en febrero), Busquets (30) o Rakitic (30) ya han alcanzado la treintena y Jordi Alba lo hará en marzo.
El foco está en Valverde, que va a tener que manejarse en la Copa con la misma delicadeza que en cualquier asunto en el Barça. Por un lado, admitiendo que esos jugadores necesitan descanso y dosificación porque será necesaria cuando empiece la batalla de la Champions. Pero por otro, sabiendo que cualquier derrota en el Barça genera un movimiento sísmico y que si se produce una eliminación habrá damnificados, sea el cuerpo técnico o los menos habituales a los que también debe proteger porque pueden ser importantes durante la temporada.
De momento, es muy probable que las vacas sagradas no viajen a Valencia en una repetición de lo que el técnico hizo en la ida de octavos de final ante el Celta el curso pasado. El asunto será cómo resistir la tentación cuando las rondas finales se acerquen o haya partidos relativamente cómodos en el Camp Nou. O incluso cómo gestionar un posible sorteo bomba ante el Real Madrid cuando a los jugadores les hacen los ojos chiribitas por competir.
Esta vez, sin embargo, parece distinto. Por más que sea el eterno rival, la gestión de la Copa de Zidane en las dos últimas temporadas, dando descanso a su gran estrella, Cristiano Ronaldo, permitiéndole seguir un trabajo individualizado, dio su fruto en la Champions League. El precio, eso sí, fue una eliminación casi inmediata del Madrid a manos del Celta y el Leganés las dos últimas temporadas.
Pero los tiros pueden ir por ahí. Messi, 21 goles en 20 partidos de Liga y Champions (su otro gol oficial fue en la Supercopa de España) tiene entre ceja y ceja las dos competiciones, especialmente esa "copa linda" de la que habló en el Gamper y que, lógicamente, no hacía referencia a la española. Y aunque para él jugar es una religión, es posible que haya empezado a entender que, para rendir al cien por cien, también hay que prescindir de ciertos esfuerzos.
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