—Lleva ya más de cuatro años trabajando y jugando en Bélgica. Es capitán del KAS Eupen y la cara del proyecto belga de la Academia Aspire. ¿Qué se ha encontrado allí?
—Cuando llegué no pensaba que iba a estar tanto tiempo, pero me embarqué en un proyecto muy bonito de la mano de la Academia Aspire de Qatar, que es la propietaria de mi equipo el KAS Eupen, a formar jóvenes de su academia y de la de Senegal. Me cogieron como imagen y para enseñarles a los chicos lo que es el fútbol profesional. Entrenamientos, cuidarse, estar siempre en las mejores condiciones para el técnico.... Muchos chicos que nos llegan, sobre todo de Senegal, solamente han jugado en torneos y no sabían lo que era jugar un partido profesional ante 7.000 personas. Cuando yo llegué el club estaba con aspiraciones para subir a primera división, que era el objetivo. Subimos el segundo año y llevamos tres en la categoría, habiendo jugado unas semifinales de Copa. El proyecto camina bien, hemos vendido ya varios futbolistas a equipos importantes. Wagué, al Barcelona B y Onyekuru, al Everton, por ejemplo.
—Y tiene a Makelele de técnico.
— Lleva algo más de un año. Cuando aterrizó atravesábamos una situación comprometida en Primera y él fue muy importante para mantener la categoría y seguir mejorando a nuestros chicos.
—¿Va dando usted pasos también para ser entrenador?
— Ya lo tenía claro. Según van pasando los años ves el fútbol de forma diferente. Lo vas desgranando y analizando. Si tienes esa curiosidad es que tienes esa aptitud. Yo la tengo sin lugar a dudas. Hice el curso de los dos primeros niveles con Xavi, Raúl… Y en abril tenemos previsto hacer el nivel Pro para poder entrenar en todas las categorías. Ya estoy adquiriendo experiencia entrenando con el segundo equipo. Aquí no tengo un momento de relax. Voy a trabajar al máximo para que cuando cuelgue las botas esté de la raya hacia fuera, pero en el campo, como entrenador.
"Trabajo para que al colgar las botas esté de la raya hacia fuera, pero en el campo, como entrenador" Su futuro —¿Cómo es el fútbol belga?
— Es muy diferente al español, muy físico, se propone menos con el balón. Se buscan más las transiciones y la segunda jugada, como ya vieron del Brujas en Madrid. El balón parado es aquí un aspecto importantísimo del juego. Hay que adaptarse a su cultura de fútbol. Nosotros proponemos otro estilo en Bélgica, tenemos jugadores de calidad. Akram Afif, un jugador que firmó el Villarreal y está ahora mismo en el Al Saad, es el estilo que creamos.
—El Atlético se juega la primera plaza ante un sorprendente Brujas.
— Cuando salió el sorteo parecía muy complicado para ellos. A priori parecía difícil que pudieran competir, a pesar de que aquí son un club muy potente. Se va a aprovechar de la crisis del Mónaco y para ellos la Europa League es un éxito tremendo. Tienen un estilo muy definido y las ideas claras. Juegan siempre el 5-3-2 y tienen calidad y son rápidos. Leko maneja perfectamente al grupo, ya salió campeón con este equipo. En casa son muy peligrosos, porque el Jan Breydel aprieta muchísimo, hay ambiente y empujan. Para ellos el partido es muy importante a todos los niveles. Que venga un equipo como el Atlético va a hacer que aprieten más que nunca. Pero los del Cholo, con mucho cuidado y sin confiarse, deben ganar y asegurar el primer puesto. Pero ojo, atendiendo cada pelota.
—A usted en el Calderón, precisamente, le tenían mucho respeto por lo bien que se le daba…
— Sí. Marqué en un par de triunfos. Se me daba particularmente bien. Por aquellas victorias y se me recuerda por aquella trifulca con Quique… Hubo un poco de todo, pero me encantaba ese estadio. Era de esos campos que desde que llegabas olías a fútbol. A ambiente del bueno, a partido importante. Siempre te medías a un Atlético con grandes equipos. Me gustaba jugar contra ese club porque su gente vive el fútbol muy intensamente. Se echará de menos al Calderón. El Metropolitano es muy bonito, pero el Calderón siempre será el Calderón.
—Tras la ley Bosman la liga belga se ha ido vaciando de talentos propios. En el Mundial solamente Dendoncker representaba a la Jupiler League en los Diablos Rojos.
— La ley Bosman truncó el trabajo de muchas canteras. Muchos chicos se quedaron sin la posibilidad de evolucionar en su club. La Liga belga no puede competir con las vecinas de Alemania, Francia, Italia… Bélgica es un país donde se forma muy bien a los jugadores, la camada de la selección es la prueba, pero en cuanto tienen la más mínima posibilidad emigran a clubes más importantes porque la competitividad es mucho mayor.
—¿Cómo se ve una Liga española tan abierta desde la distancia?
— Todos lo estábamos deseando. Que se acabaran las vacas flacas de los equipos y hubiera potencial para firmar buenos futbolistas y que se pudiera competir como hace diez o doce años. Ir a cualquier campo y que fuera complicadísimo ganar. Se echaba de menos que se acabara la liga de dos. Estoy disfrutando mucho. Cada equipo proponiendo su ida, con su estilo y la manera de verlo. Es muy positivo.
—¿Y le gusta su Espanyol?
— Estoy disfrutando muchísimo. Se ve una idea clarísima desde fuera y creo que hacía tiempo que la gente no se ilusionaba tanto con su equipo. Se lo merecen. Además con un entrenador de la casa, que sabe perfectamente lo que es ser del Espanyol, lo que significa en Barcelona. Y lo está haciendo con un solo fichaje. Con Borja Iglesias. Pero el mejor fichaje, para mí, este año ha sido el entrenador porque ha sabido transmitir sus ideas claras.
—Habla de Borja. Con fichajes así no hacen falta más…
— Está haciéndolo sensacional, como él dice humildemente. Se está aprovechando del juego del equipo, pero él hace muchísimas cosas bien. Cuando un delantero marca es evidente que es porque el resto lo hace bien, pero cuando llegas a sus cifras a estas alturas no es por casualidad.
—Si alguien sabe de ilusionar a esa afición es usted que la llevó a celebrar un título (Copa 2006).
— Tuve la fortuna de coincidir con un grupo de jugadores para vivir la mejor época del club. Eso no es sencillo. Disfrutamos mucho juntos y en ese club por todo el cariño que me dieron desde el primer momento.
—Ahora que se prepara para ser entrenador, ¿cómo ve el debate de los estilos? Ese de Simeone, por ejemplo.
— Yo pienso que todas las formas son respetables porque todas te pueden llevar a ganar. Lo bonito es que un equipo que tiene a los once defendiendo y juega solamente a la transición y al contragolpe le puede ganar al que tenga el 80% de posesión. Con el Cholo hay que quitarse el sombrero porque meterle en la cabeza a grandísimos futbolistas esa idea suya, defender de la manera que lo hacen, dejándose la piel por cada balón a 60 metros de la portería contraria y robar el balón y te hacen gol. Y te ganan títulos y la Liga contra el Barcelona y el Madrid... Es impresionante, no me entra en la cabeza que alguien lo critique. Puede que no te guste, puede ser lícito. A mí no es el estilo que me gusta, pero me quito el sombrero ante él. Son siete años y lo ha cambiado todo. De ser un club que siempre estaba sufriendo a ser ganador. Todo el mundo ahí piensa en la misma dirección y la culpa de eso la tiene el Cholo. Después está otra parte, lo que propone Guardiola. Algunos dirán que es de más riesgo, más complicado... Pero entre esas dos corrientes hay un intermedio, en el que yo creo que están la mayor parte de los equipos. Es bonito hablar de esto, escuchar a unos y a otros.