El Rayo gana si deja la portería a cero y no tiene la posesión
Ambas premisas se han cumplido en los dos únicos triunfos franjirrojos este curso, contra Huesca y Eibar. Ahora el equipo oscense tiene el 'sambenito' de ser el más goleado de Primera.
El Rayo se impuso al Eibar y coge una bocanada de oxígeno. Era ahora o nunca. Aunque los franjirrojos no abandonan los puestos de descenso, en los que han estado todas y cada una de las jornadas del curso, al menos no se descuelgan en su pelea por la salvación. El gol de Embarba terminó con una racha de diez partidos sin ganar --no lo hacían desde el 14 de septiembre-- y brindó a Vallecas su primera victoria desde el regreso a Primera. Su última alegría en casa data del 27 de mayo (1-0 al Lugo, en el ascenso a Primera), pero habría que remontarse al 15 de mayo de 2016 para que fuera en la máxima categoría (entonces, ganar al Levante 3-1 no evitó que bajase).
Este Rayo de la 2018-19 sólo ha vencido cuando ha dejado la portería a cero y no ha tenido la posesión, dos premisas que se han cumplido en sus dos únicos triunfos por ahora, ante el Huesca (0-1, con gol de Imbula) y el Eibar (1-0, Embarba en su partido 150 con la Franja). El equipo toma aire y también respira aliviado Míchel, que se encontraba en peligro por la crisis de resultados.
El Rayo supo contener la sangría atrás frente al cuadro armero y eso, unido a la derrota del Huesca a manos del Celta (2-0), le quitan el sambenito de ser el equipo más goleado de la categoría. Una condición que ahora ostentan los oscenses tras haber encajado 29 tantos.
Por otro lado, la posesión también es otro factor llamativo. El Rayo asaltó los tres puntos en El Alcoraz teniendo menos el balón que su rival (46,2%), al igual que sucedió en el duelo ante el Eibar. Ahí los vallecanos sólo tuvieron un 36,5% de posesión. No obstante, ese no fue su dato más bajo del curso, puesto que los rayistas firmaron un 30,5% el día del Barcelona. Los de Míchel terminaron perdiendo, pero tuvieron a los azulgranas contra las cuerdas y pasaron del 2-1 al definitivo 2-3 en los últimos tres minutos.
No es una situación nueva para el Rayo, que la pasada temporada (2017-18) no perdió ninguno de los catorce encuentros en los que no tuvo la pelota, entre ellos, el duelo en el que selló el ascenso frente al Lugo. El balance de esos 14 partidos fue de doce victorias y dos empates.
