Messi, un viaje en capitán
Aceptó el consejo de no recibir el alta médica y quedarse en la grada. Sabía que era lo más normal pero, con la Champions entre ceja y ceja, quiso viajar y hacer grupo. La duda ahora, si regresará ante el Betis.
Hace un par de años hubiese sido casi imposible que Messi aceptase hacer un viaje sin la seguridad de jugar. Ese escenario se dio en Milán este martes y la carpeta se cerró entre aparente normalidad. Es el nuevo Messi que, pese a tener pocas opciones de reaparecer en un partido de tanta exigencia con el radio de su brazo derecho recién recuperado, quiso acompañar a sus compañeros en el vuelo, entrenarse con ellos y luego ver el choque en la grada comentándolo con su inseparable Pepe Costa.
Varios motivos convergen en este episodio de Milán. Primero, que Messi se ha tomado muy en serio su papel de capitán que, mezclado con su obsesión por volver a ganar la Champions expresado en el discurso de inicio de temporada en el Gamper, le obligaban a encabezar la expedición. Así, pudo estar trabajando con el grupo en la previa del partido para que sus compañeros también entendieran la importancia y el significado de un partido que ha cerrado la clasificación del Barça para octavos. Por otro lado, y ya con 31 años, Messi ya no es el jugador al que le importaba poco qué rival y qué tipo partido tenía delante. Su única obsesión era jugar. El palo de la temporada pasada en Roma, donde muchos pesos pesados de la plantilla llegaron cargados de minutos por un terrible enero y febrero de Copa, Liga y Champions, le ha hecho pensar en elegir bien los momentos. El partido de Milán era importante, pero no decisivo. Messi podría haber corrido el riesgo de una recaída. Es probable que el argentino hubiese salido un rato en caso de que el partido fuera decisivo. No era el caso y la decisión ha resultado un éxito.
Falta por saber cómo resuelve Messi el final de la recuperación. Con la baja médica aún, es general el pensamiento de que ya no va a esperar más y que el domingo jugará aunque sea un rato contra el Betis. La pregunta es si merece la pena aventurarse a reaparecer con apenas tres semanas de recuperación teniendo en cuenta que hay un parón de dos semanas más que le serviría para seguir trabajando físicamente y para terminar de asegurar la zona dañada tras la mala caída el día del Sevilla. Messi es difícil de interpretar pero esta vez ha sabido seguir el consejo de los técnicos, de los médicos y los fisios y de sus amigos, que son de los que más fía. Entre ellos, el mismo Luis Suárez o Pepe Costa.
Sea cual sea la decisión, es un tiempo de otro Messi. Más reflexivo para tomar decisiones. También más prudente. Y, sobre todo, más compañero. El detalle de encabezar la expedición y hacer de capitán a sabiendas de que no jugaría le dará más galones por más que él ya los enseñe en el campo. Decisiones así terminan por hacer grupo también.
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