Febrero de 2015. El Racing, liberado ya por la rebelión del racinguismo de los que le saquearon, pero pobre como las ratas, luchaba desesperadamente por la supervivencia y, sin poder contar con dinero de las instituciones, se puso en manos de la Asociación de exjugadores, presidida por Manolo Higuera, para intentar cubrir la ampliación de capital a la que obligaba el Consejo Superior de Deportes para eludir la liquidación. En ese momento faltaba un millón de euros y solo había un mes, hasta el 31 de marzo, para recaudarlos.
Para lograrlo, los exfutbolistas más significados se repartieron las puertas a las que llamar para conseguir el milagro. Colaboraron muchos, pero los más significados a la hora de pedir fueron el propio Higuera, que se centró en el mundo empresarial, Víctor Diego y Quique Setién, que se encargaron de pasar el cepillo a aquellos profesionales del fútbol que habían hecho carrera en el Racing. Algunos se quitaron de en medio, pero muchos, entrenadores y jugadores racinguistas en su momento, tiraron de cartera. La cuota tipo, para aquellos que estaban en buena situación económica fue de 25.000 euros, aunque cualquier cantidad era bien recibida.
A Quique, ‘el flaco’ como siempre le conocieron en el vestuario de El Sardinero, le tocó pedir su colaboración, entre otros, a Canales. Setién era entonces entrenador del Lugo y Sergio jugador de la Real. No se conocían mucho, ya que Setién salió del Racing en 2002, cuando Sergio tenía 10 años. Le dio igual. Quique, por el Racing, no se corta. Llamó. "Hola, Sergio, soy Quique. El Racing se muere y necesitamos que pongas 25.000 euros". "Dime donde te los mando".