Solo seis meses después de salir por la puerta de atrás, Eusebio Sacristán vuelve a San Sebastián, ese lugar que le abrió el cielo de entrenar en Primera y donde logró su por ahora mayor éxito como entrenador, una clasificación agónica pero muy celebrada para la Europa League (sigue el partido en directo en As.com). Lo hace con su Girona, con el que todavía no ha logrado una identidad definida, a caballo entre lo que era con Machín y lo que pretende que sea. Y lo hace en medio de lo que Asier Garitano pretende que sea la confirmación de su proyecto en la Real Sociedad. Así que la vuelta de Eusebio encierra argumentos más allá del morbo de ver cómo recibe Anoeta a un entrenador que lo llevó a Europa, pero que nunca gozó extrañamente del beneplácito total de la grada.
Siempre hubo división sobre el trabajo de Eusebio en la Real. Tenía acérrimos detractores, pero también encendidos defensores. La misma división parece que hay ahora que regresa. Tiene más pinta de que Anoeta optará por la indiferencia que por un recibimiento tibio, para lo bueno o lo malo. También por lo que hay en juego. El Girona llega con cierta urgencia, tras sumar cuatro partidos sin ganar, apuros que se trasladan a un Eusebio desconcertante. Porque su intocable estilo ya no es tan intocable. Y se ha permitido hacer suya la herencia del 3-5-2 de Machín. Este Eusebio no es mi Eusebio.
Verle en Anoeta jugando a la contra puede muy extraño. Y un argumento más para los que no entendieron que se empecinara tanto en una idea que parecía agotada y que no paraba de llevarle a la ruina. Eso sí, cuando se tiene un ariete tan enchufado como Stuani, da igual el sistema. Y a eso debe agarrarse el entrenador de La Seca, que no ha perdido fuera.
