David no era de mármol

Si un futbolista ha sido una apuesta segura en las alineaciones de las dos últimas temporadas, desde el verano de 2016, ése es David López. Rescatado del Nápoles (y prácticamente de un Betis que lo tenía fichado), el canterano solo se había perdido un encuentro de Liga desde su retorno, a finales de ese mercado estival. Y fue el pasado mes de enero, ante el Athletic Club en Cornellà-El Prat, por acumulación de amarillas. Sin embargo, y hasta su feliz recuperación contra el Villarreal, recientemente se tuvo que perder hasta tres jornadas seguidas.

David tuvo la mala suerte de sufrir, según el parte médico oficial, unas molestias en el cuádriceps de la pierna izquierda, justo en el momento en que afrontaba el Espanyol una tanda de tres partidos consecutivos; su baja médica habría tenido mucho menor trascendencia para el equipo, por ejemplo, en estas semanas de parón, antes de la próxima visita al Huesca. En cualquier caso, lo noticiable del asunto es que David nunca se había lesionado desde que compite como profesional. Ni con el Espanyol ni durante su etapa en el Nápoles, en un campeonato italiano que aún exige mayor dureza física. Un dato espectacular, teniendo en cuenta que debutó en la elite hace ya ocho años, concretamente el 26 de septiembre de 2010, disputando un minuto en un Espanyol-Osasuna y como sustituto de Jordi Amat, quien se retiraba precisamente lesionado.

Solo en una ocasión había causado baja David por un asunto que podría considerarse médico, aunque en realidad obedecía a obtener descanso por fatiga muscular, no a alguna lesión. Sucedió el 6 de noviembre de 2014, cuando en sus primeros compases con el Nápoles, su entonces técnico Rafa Benítez decidió dejarle fuera de una convocatoria de Europa League, ante el Young Boys suizo. David había terminado ‘tocado’ tres días antes, en el encuentro de la Serie A ante la Roma, así que el entrenador decidió reservarlo. Y la muestra de que acertó es que tres días más tarde, el 9 de noviembre, ya era titular y disputaba los 90 minutos contra la Fiorentina.

Sin embargo, ahora sí ha tenido que parar. Ya jugó ante el Levante tras unos días con molestias. Y Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ no pudo contar con él ante Real Madrid, Eibar ni Rayo Vallecano. Afortunadamente, sí llegó a tiempo para el Espanyol-Villarreal, así que pudo participar de uno de los mejores encuentros de los pericos (si no directamente el mejor) en la era Cornellà.

David había disputado 204 partidos al máximo nivel (77 de los últimos 78 de Liga), y 15.870 minutos, sin haber lamentado dolencia alguna. Esta lesión ha mostrado que era de carne y hueso, y no de mármol como la escultura de Miguel Ángel.