GRUPO F | OLYMPÌACOS 0- BETIS 0
El Betis añora el gol en su estreno europeo ante Olympiacos
El equipo de Quique Setién se queda con un punto agridulce tras dominar al conjunto griego de principio a fin. Joel salvó y Sergio León erró la mejor opción.
El Betis suspiró por un gol en su estreno europeo y éste nunca llegó. El equipo verdiblanco sumó un punto en su visita a un Olympiacos que terminó encerrado en su área con un hombre menos y con la sensación de que siempre estuvo a expensas de lo que propuso el equipo de Setién. Pero la pegada condena más allá de méritos relacionados con el dominio del balón: el Betis se marcha del ‘infierno’ ateniense con un punto y la creciente preocupación que supone haber marcado sólo un tanto en sus primeros cincos partidos de la temporada.
Fue valiente Quique Setién en su estreno como técnico en Europa y entregó las llaves de su medular a Guardado y Lo Celso, convertidos en lanzadores del juego verdiblanco bajo un paradigma de la posesión que fue aplicado desde el arranque. Joaquín no dudó en aceptar el desafío: se movió a su antojo entre líneas para esquivar la fuerte presión de Olympiacos y desarboló la pizarra táctica de Pedro Martins. De las botas del portuense nació la mejor opción del Betis en el primer tiempo tras un magistral pase que no pudo culminar con acierto Loren.
Cuando había que esquivar apareció Joaquín. También Lo Celso, pero nunca resultó un síntoma definitivo de pegada. El equipo griego esperó ante su dificultad por robar el balón al Betis y aceleró con espacios. Los encontró Fetfatzidis, que buscó la debilidad de Tello, y Fortounis, que se topó con Joel Robles tras una buena acción individual.
El ritmo se convirtió en frenético: Sergio León desaprovechó un clarísimo mano a mano y Loren propició la expulsión de Tsimikas a las puertas del último cuarto de hora después de que Joel salvara a los verdiblancos. Ahí se apagó la llama verdiblanca. Canales no encontró espacios. Tampoco Inui. La afición griega sostuvo a su equipo ante un Betis al que le faltó desborde justo cuando más lo necesitaba. La vuelta del Betis a Europa más de cuatro años entrega sensaciones agridulces por lo que pudo haber sido, aunque salir vivo del infierno de Atenas nunca invita a la decepción.