El Cerro de Andévalo: tradición minera y pasión madridista en el corazón de Huelva
La Peña Cultural Madridista Cerreña nació en 2004. De aquí es Deomingo Serrano, un delantero que en el Sevilla jugó de lateral.
Pasado minero. El yacimiento de Las Mingorreras refleja que esta tierra estuvo habitada desde 3.000 años antes de Cristo. El valor minero de esta comarca del Andévalo logró que los romanos llegasen hasta aquí y montasen varios enclaves para fabricar monedas para el Imperio: minas de Nerón, El Águila y el Lomero. El pueblo, con 2.472 habitantes censados, llegó a tener el triple de población en el año 1942, cuando la minería de cobre, pirita y manganeso estaba en auge. Sobre todo La Joya, mina clausurada en 1975. Los cerreños también presumen orgullosos de su Romería de San Benito Abad, la más antigua de la provincia de Huelva y la segunda más longeva de Andalucía. Está declarada de Interés Turístico Nacional. Y ojo a la monumentalidad de la iglesia de Santa María de Gracia, construida en el siglo XVI por Hernán Ruiz, el arquitecto que diseñó el precioso remate de La Giralda de Sevilla...
Pueblo dulce. Su gastronomía es muy valorada aquí. Destacan los roscos de puño, las anjuelas, el piñonate o un turrón de sabor muy especial. Pero como este servidor es más de salao no se pierdan los revoltillos, las morcillas de lustre, la caldereta de borrego, las migas (que deben ser acompañadas de sardinas y vino blanco) y el potaje de gurumelos. Este último plato está para chuparse los dedos...
Vikingos. La Peña Cultural Madridista Cerreña nació en 2004, tras una temporada complicada por el triple fracaso de Queiroz en el banquillo (el encorbatado sucesor de Del Bosque no ganó ni Liga ni Champions ni Copa). El presidente, Benito Rufo, lidera una agrupación activa y comprometida. Ya son 133 socios que presumen orgullosos de su nueva sede social (les acompañé en la inauguración), pagada a escote por sus directivos. Tiene mérito al ser la única peña futbolera que hay en el pueblo y viajan al Bernabéu una vez al año. Desde aquí le pido al club que la próxima vez no les suban al palomar, allá en el 4º Anfiteatro. Se tiran diez horas en autocar (los 522 kilómetros se los toman con humor y hacen varias paradas) y se merecen más cariño en la ubicación, por favor. Aparte de las cuatro Champions que ha gozado esta peña desde su nacimiento, en El Cerro también presumen de tener un futbolista que jugó en la élite de Primera: Domingo Serrano. “Era un delantero espectacular y en el Sevilla Atlético llegó a ser Pichichi, pero subió al Sevilla y el entrenador chileno...”, nos cuenta Benito Rufo. El chileno era Cantatore, que lo reubicó... ¡como lateral derecho! En su exilio zonal aguantó sólo dos cursos en el Pizjuán, pero en El Cerro es un ídolo. Este bonito pueblo tiene memoria...