El calor nubla a Sevilla y Villarreal
Pudieron ganar con ocasiones de André Silva, Ben Yedder, Ekambi o Bacca. Salieron vencedores Vaclik y Asenjo. Escudero, lesionado.
El partido del termómetro que Sevilla y Villarreal empezaron por encima de los 30 grados y que se detuvo dos veces, una al filo de la medianoche, por el insoportable bochorno que caía sobre Nervión, se jugó con una pasión admirable y terminó con unas tablas más bien justas y dos equipos nublados ante el gol. El Sevilla no pudo ganar siquiera en la carga final, con una ocasión de oro de André Silva y un palo de Ben Yedder. Pero el partido antes había estado en botas de Ekambi y Bacca, así que fue un partido bien jugado y un punto justo que solo tuvo el regusto amargo de la lesión de Escudero, que probablemente sufra una luxación de codo después de una acción fortuita que hace daño a los ojos.
El partido empezó con una guerra de signos. A cada balón parado que sacaba con una señal el Sevilla contestaba el Villarreal con otra. Abrazos simulados, manos arriba… Machín y Cazorla lo tenían todo estudiado, pero el Sevilla fue más en el inicio. Cargó el juego a la derecha con Navas, irrumpió en la izquierda con Escudero y manejó con Banega y Roque Mesa, que ya es un futbolista más reconocible del que aterrizó en Sevilla y ese es un mérito de Caparrós, que lo puso a jugar en su brevísimo paso por el banquillo y ahora ha querido que se quede.
Un bonito remate del canario fue bien detectado por Asenjo. Luego apareció André Silva que dejó un movimiento de delantero de clase mundial. Su giro con remate se marchó por milímetros. Después de su hat-trick en Vallecas, se habría metido a la afición en el bolsillo. El Villarreal supo esperar a que bajase el empuje del Sevilla para equilibrar el partido y lanzar a Toko Ekambi, camerunés poderosísimo que se quedó mano a mano ante Vaclik después de una gran asistencia de Gerard. El checo, un descubrimiento de momento, sacó brillantemente el mano a mano. Hubo esfuerzo, sudor y parón por el calor en la primera parte, que terminó 0-0 pero con buen aroma de fútbol.
Con el Sevilla cansado, especialmente Banega (pérdidas inhabituales en él) quien se vistió de héroe en el inicio de la segunda parte fue Simon Kjaer, que salvó dos ocasiones cantadas del Villarreal, especialmente una de Pablo Fornals. Como en el comienzo del partido cuando la guerra de signos, Machín y Calleja se midieron en los cambios. El soriano puso físico con Gonalons y Aleix. El madrileño intentó frenar a Navas con Jaume Costa y metió a un querido enemigo del sevillismo, Carlos Bacca. La parada de Vaclik al colombiano después de otro fabuloso servicio de Gerard fue de póster. Por entonces, Vaclik ya iba para salvador del partido. Seguramente lo fuera. Cuando parecía que el más aplaudido sería Cazorla. Reconocido por su valeroso viaje de regreso a los campos, se giró el codo de Escudero, que se fue en camilla y dejó un sabor amargo para una buena noche de fútbol pese al 0-0 y una carga final de la que el Sevilla no sacó premio.
Machín: "El equipo se exprimió al máximo"
Calleja: "Satisfecho por sacar un punto de un campo tan difícil"
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