El Madrid llega prevenido a Montilivi, que la temporada pasada fue Waterloo para los blancos, incapaces de descifrar el sistema de tres centrales y dos carrileros de Machín, hoy en el Sevilla. Empezaron ganando y acabaron perdiendo; llegaron entre dudas y se fueron en crisis, nuevamente sin de tomarle el pulso a LaLiga, una competición que se les viene resistiendo.
Antes de su primera visita oficial al Girona, que resultó un batacazo,el Madrid ya había tropezado tres veces, con dos empates y una derrota en sólo nueve jornadas. El traspié, por mucho tiempo que aún quedara por delante, despeñó a los de Zidane de la lucha por el título, a ocho puntos del Barça, líder solvente.
Este mal recuerdo, unido a la estadística que dice que nada más que en cuatro de las últimas diez temporadas sumó los seis primeros puntos en Liga, pone en guardia al Madrid y a Lopetegui, que quiere evitar a toda costa desconexiones que atenten contra la regularidad, la mayor exigencia para optar a llevarse el campeonato. Su mejor guía, la victoria al Getafe en la primera jornada.