El Sevilla golea al Ujpest al ritmo de Jesús Navas
Buen estreno de Machín en Nervión, cuyo estilo de juego parece haber conectado con la afición sevillista.
El Sevilla se estrenó oficialmente goleando al Ujpest y sellando, salvo catástrofe, su presencia en la tercera ronda de la Europa League. Jesús Navas espantó el fantasma de la lesión que lo apartó del último mes de competición del año pasado y que no lo había dejado debutar en pretemporada. En Nervión había inquietud por uno de sus jugadores fetiches, pero el de Los Palacios tardó siete minutos en aparecer por su banda, controlar un cambio de juego de Roque Mesa, cruzar y adelantar al Sevilla. Machín lo quiere de carrilero y eso le viene como anillo al dedo, puesto que con toda la banda para irrumpir desde atrás Navas gusta y se gusta. Con una jugada calcada a la de su gol, esta vez recibió un centro en largo de Pareja y le regaló a Sarabia el 3-0 al filo del descanso.
Antes, el propio Sarabia se había encargado de encarrilar la eliminatoria forzando un penalti que provocó la expulsión de Pauljevic. Los cambios de juego seguían funcionando, Sarabia fue agarrado sin opción de jugar la pelota y Ben Yedder anotó el penalti con suspense tras haber fallado dos claras ocasiones con anteriodad.
Las ganas del Sevilla de ir de verdad a hacer sangre se diluyeron cuando Navas abandonó el campo poco antes de la hora de partido. En el primer cuarto de hora de la segunda parte le dio tiempo a generar más ocasiones por su banda, pero ni Nolito ni Ben Yedder tenían la mirilla ajustada para cerrar una goleada mayor.
Así, entre el cansancio acumulado por la prontitud de un partido oficial a mediados de pretemporada y el calor que, sin ser sofocante, fue desgastando a los sevillistas, la segunda parte fue adormeciéndose mientras que el portero del Ujpest seguía evitando goles. No pudo salvar el cuarto, obra de Franco Vázquez en el descuento, pero fue lo más destacado de los húngaros. De lo poco que se pudo rascar en el segundo acto es que el sistema de Machín parece que carbura y, lo que es más importante, ha conectado con una grada harta del fútbol de posesión de mentira. El nivel del rival da para sacar pocas conclusiones, pero las ideas parecen claras. Comparado con el Sevilla de hace un año, ya es bastante.