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MUNDIAL 2018

Suiza, experta en sorpresas: dio la primera de un Mundial ante la Alemania de Adolf Hitler

El 1-1 de Suiza contra Brasil o aquel 0-1 a España en Sudáfrica no son las únicas sorpresas de Suiza en un Mundial. En 1938 frenó a la poderosa Alemania nazi.

Partido entre Suiza y Alemania.
DIARIO AS

Suiza ha disputado once mundiales. Su balance general es discreto dado que solo ha jugado tres veces en cuartos de final, una de ellas precisamente en el campeonato en este país en 1954. Austria le impidió llegar a las semifinales en un espectacular partido que terminó con 7-5. Sigue siendo el duelo más goleador de todas las fases finales. Las otras dos fueron en 1934 y 1938.

A pesar de su modesto balance, la selección helvética siempre ha sido competitiva y dada a las sorpresas. Recuerden su victoria ante España en Sudáfrica 2010 con el recordado gol de Gelson Fernandes. El 1-1 contra Brasil, gracias al cabezazo de Zuber, también fue contra todo pronóstico.

Pero hablamos de sorpresas. Suiza dio la primera gran sorpresa en un Mundial. Año 1938. Francia. La situación política en Europa era muy tensa. España se encontraba en guerra y el expansionismo auspiciado por los gobiernos fascistas de Alemania e Italia tenían al mundo en vilo. Dos meses antes de arrancar el campeonato Hitler invadió y anexionó Austria a su III Reich. Austria, tercera en Italia 1934, no pudo participar.

Aquel Mundial fue disputado por 15 selecciones por el sistema de eliminación directa. Suecia se clasificó por la renuncia de Austria. Y Alemania, reforzada con nueve jugadores del entonces llamado ‘Equipo Maravilla’ austriaco era absoluta favorita anta la Suiza de Karl Rappan, el inventor del ‘betón’ (cerrojo), un potente sistema defensivo revolucionario en aquella época que se jugaba un ofensivo 2-3-5. La novedad fue poner un tercer defensa por detrás de los dos habituales.

El 4 de junio de 1938 Alemania alineó a cinco austriacos en su once inicial: el portero Raftl, los defensas Schmaus y Mook, el medio Hanhemann y el delantero Pesser. El partido se jugó en el Parque de los Príncipes de París con todo el público apoyando a muerte a Suiza porque sentían auténtico desprecio por Alemania. La política por encima del deporte. El partido acabó 1-1 para sorpresa general porque todo el mundo daba por hecho que Alemania arrasaría.

Como entonces no había penaltis se jugó un segundo partido cinco días después. De nuevo el público francés se volcó con Suiza que luchó extramotivada y con un coraje descomunal. En los prolegómenos de los dos partidos los alemanes hicieron el saludo nazi. Alemania ganaba 2-0 a los 22 minutos. Pero Suiza no se descompuso. Walaschek, Bickel y Abegglen en dos ocasiones pusieron el 4-2 que dejó al Fürher en un estado de depresión simular a cuando Hesse Owen arrasó en los Juegos Olímpicos de Berlín dos años antes.

Suiza perdió en cuartos de final ante Hungría (2-0) que sería finalista contra Italia. Por desgracia, el mundo entró en guerra. Años después, en 1957, Suiza daría otra de sus sorpresas con un empate (2-2) en el Santiago Bernábeu contra la España de Di Stéfano. Ese tropiezo dejó a la Selección fuera del Mundial de Suecia de 1958. Este viernes, Suiza puede dar un nuevo golpe de efecto si derrota a Serbia.