Cuando los suplentes del Madrid saltaron a calentar en Kiev sólo faltó un futbolista: Gareth Bale. El galés fue el único que se quedó en el vestuario. Nacho, Asensio, Theo, Lucas y Kovacic y los porteros suplentes, Casillas y Luca Zidane sí estuvieron en el césped. Los jugadores de campo hicieron unos rondos, pero al galés ni se le vio el pelo.
“El jugador que se quede fuera estará decepcionado, pero cuando empiece el partido estará con el equipo”, decía Zidane en la previa cuando se le preguntó por cómo se tomaría alguna estrella ser suplente. Bale, que había ganado enteros en la quiniela al once para esta final, finalmente empezará desde el banquillo porque Zizou ha optado por el once de Cardiff.
Con Bale en el disparadero por su suplencias durante gran parte de esta Champions, el galés alimenta la controversia con un gesto significativo cuando medio planeta está mirando el Real Madrid-Liverpool.