Paco López es el hombre de moda tras vencer al Barça
El Levante sería líder en las diez jornadas que él lleva al frente. El ahora técnico fue antes jugador y aficionado del club granota
Es el hombre de moda. En Orriols. En la Liga. Y después de lo del pasado domingo tumbando el récord de imbatibilidad del Barcelona, se puede decir que de toda Europa. Es Paco López. El hombre milagro. Aunque lejos del misticismo le sustentan los resultados. Desde su llegada al banquillo el Levante sería líder de Primera División. Ocho triunfos, un empate y una sola derrota en sus 10 partidos de presentación en sociedad ante los grandes de España. 25 puntos de 30. Se dice pronto.
Números que valen una permanencia... y algo más. Los granotas han estado rápidos para renovarle. Se lo ha ganado. Por rendimiento y, sobre todo, por convencimiento. La próxima temporada podrá seguir haciendo historia. Su estilo alegre y atrevido junto a la inyección de moral que ha sabido insuflar al vestuario han sido la clave. Un vestuario alicaido y deprimido que se precipitaba a la deriva hacia la Segunda División. Con un Muñiz incapaz de dar el giro de timón necesario tras 15 partidos sin ganar y con una sola victoria en una vuelta entera del campeonato.
Paco ha sabido recuperar a tiempo a la tropa. Reclutando a jugadores defenestrados por su antecesor. Futbolistas a los que apenas se vio en la primera parte de la Liga. Algunos incluso no llegaron ni a debutar. Cabaco, Boateng o Bardhi son los casos más flagrantes. Estos dos últimos, protagonistas absolutos de una histórica manita al Barcelona. Algo que no ocurría desde hacía 14 años. La última la firmó el Málaga de Juande en diciembre de 2003. Ha llovido desde entonces...
Porque lo de Paco con el Levante viene de lejos. De muy lejos. Desde pequeñito se inoculó el levantinismo en vena. Fue su tío el que lo metió en vereda, haciéndole debutar en la grada. Su padre entró en juego también. Con el equipo vagabundeando por la Segunda B. Incluso Tercera. Cuando lo fácil era ser del Valencia, como lo eran todos sus amigos de su Silla natal. Pero él era del yunque de la adversidad. Luego lo vivió como jugador. Vistió la azulgrana precisamente en uno de los momentos históricos y de más fausto recuerdo granota cuando se quedó a las puertas de Segunda en el famoso ‘Ecijazo’. (tras vencer en Écija cayó en Orrilols 2–4 en la final del playoff de ascenso).
Posteriormente saltó a los banquillos. Ya curtido, el pasado verano recaló en el Levante para llevar el filial. Algo poco habitual que ensalza aún más su leyenda. De aficionado, a jugador, hasta el banquillo.
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