Fallo garrafal de Kepa que abrió un derbi albiazul al contar con un Alavés mucho más intenso. Golazo de falta de Munir y tanto de Ibai que no celebró. Muniain maquilló el resultado.
Un error de patio de colegio del Athletic, desenchufado del derbi tras un inicio portentoso, puso en bandeja un triunfo claro de un Alavés mucho más puesto, metido en faena. Muniain maquilló el castigo. Al Athletic le falla ya hasta su mayor garantía. Arrizabalaga ha sido la póliza de seguro que le ha salvado la vida durante mucho tiempo este año, bien mezclado con tres centrales de tanta altura que Ziganda hasta ha adaptado sus apetencias futbolísticas con todos ellos en el campo. Pues bien, en un balón inofensivo cedido por Iñigo Martínez hacia sus dominios, al meta le dio por confiarse y, bajo de pulsaciones como estaba, quiso darle de derechas sin percatarse que venía un bisonte sueco llamado Guidetti comiendo metros de hierba como una moto GP. Golpeó al punta albiazul y en una apuesta doble por pifiarla, tocó el rechace, que tal vez se iba fuera, para abrigar la pelota en sus redes. Luego estuvo lento de reflejos Yeray y cometió una falta sobre Munir que acto seguido marcó de forma soberbia a lo Messi y el propio central rojiblanco estuvo blandito en el 3-0, obra de un Ibai que no lo celebró por su pasado en San Mamés.
El derbi fue accidentado a más no poder. Tal vez cuando no hay nada en juego saltan las tuercas de la calma o porque un derbi es un derbi y debe traer cuentas pendientes, el caso es que se cobró dos lesionados, varias entradas duras y más de una discusión. Especialmente dolorosa fue la de Rico, que lleva dos recaídas y se hunde cada vez que su musculatura le niega el avance. Ziganda sigue abonado a la estrategia de los tres centrales y empezó con un 3-4-3 para luego ir flexibilizando la propuesta. Y el Alavés se guardó en su campo a la espera de los errores que abrieron el melón.
El inicio fue un vendaval rojiblanco. Se puso el Athletic a manejar el fútbol con joystick y el balón le obedecía. Desde el gran dinamismo de De Marcos por la banda derecha (con esta disposición tiene mucho recorrido y vuela por la orilla como un fórmula 1 en un aeropuerto, como le pasó a Lekue ante el Betis), fue coleccionando ocasiones, pero no las aprovechaba y eso hacía torcer el gesto a Ziganda: ¿se acordarían más adelante de todo ese manantial desaprovechado? Pues sí. Rico, Williams (que la envió al larguero) y Aduriz (parada de Pacheco y luego balón claro sin remate) lo tuvieron en sus botas. Sus fallos fueron groseros pero se nota más si se cometen atrás, si por ejemplo el portero o el central que echa el candado a una línea de cinco no está rápido. Con todo vendido, Muniain tiró de garra y empezaron los coros. Por ejemplo un “Pacheco quédate”. O la fiesta permanente con Guidetti, un verdadero artista del juego y la platea. Pancartas con “No estábamos muertos, estábamos de parranda” y “Eskerrik asko Abelardo” (“muchas gracias Abelardo”), el técnico de la resurrección al que lanzaron una bufanda y una camiseta.
El jugador del Athletic Mikel Rico sufrió una "lesión muscular en los isquiosurales de la pierna derecha" en el partido de la penúltima jornada de liga que enfrentó al equipo bilbaíno con el Deportivo Alavés en Mendizorroza, según informó el club rojiblanco. El centrocampista vizcaíno, que tuvo que ser sustituido por Mikel San José a cinco minutos para el descanso, será sometido "a pruebas complementarias" que determinarán el alcance de una lesión que pone en seria duda su disponibilidad para el encuentro que cerrará el curso el próximo domingo en San Mamés ante el Espanyol. De cara a ese encuentro son bajas seguras Raúl García, intervenido esta semana para corregirle una leve arritmia cardiaca, además de Enric Saborit y Mikel San José, quienes vieron este sábado en Vitoria la quinta tarjeta amarilla de la temporada y cumplirán un partido de sanción por acumulación de amonestaciones. Además, para el partido ante el Espanyol también es seria duda Mikel Balenziaga, en su caso por una lesión muscular sufrida hace once días en un entrenamiento en Lezama. EFE