Si algo altera de verdad la primavera es el fútbol. Es la estación de las finales decisivas. Las hay con títulos, como la Copa del Barça, la Champions en la que el Madrid ya es favorito y la Europa League a la que aspira el Atlético. Pero también las tenemos sin trofeo (sigue el partido en directo en As.com). Esta tarde se juega una de las más atractivas. El Villarreal está ante una oportunidad de oro para atar su presencia en Europa, mientras que el Celta dispondrá de la única bala que le queda en busca de ese mismo objetivo. Con un partido más y cinco puntos menos.
El choque no puede ser más atractivo. Salvo los grandes, hay pocos equipos que se preocupen tanto por el estilo. Calleja podrá repetir su once preferido, en el que optará por volver a dar velocidad a las alas con Cheryshev y Castillejo. El malagueño ha alternado actuaciones imperiales con suplencias con mensaje. Su futuro está ligado al del Submarino hasta 2020, pero hay demasiadas novias y señales que parecen alejarle. A falta de concretar sus planes, su objetivo será lanzar a Bacca, más feliz si le buscan a la carrera y si tiene cerca a Raba.
Sin Aspas. Unzúe llega algo más agobiado. Primero, porque no ganar supondría echar el cierre a las aspiraciones del Celta de estar el año que viene en competición europea. Y aún ganando va a tener que pelearlo mucho hasta el final. Segundo, porque superar un reto sin Aspas (lesionado) siempre es más difícil. Y como remate, porque el Celta lejos de su casa, de Balaídos, no es fiable: no gana desde Anoeta en enero. Lograrlo en La Cerámica no le supondría una copa, pero le daría un doble premio: acabar con un gafe y, sobre todo, seguir soñando.
