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RAYO-CÁDIZ

Existió un Rayo Gaditano

Así se bautizó a aquel Rayo que en la temporada 95-96 reunió a Calderón, Barla, Jose González y Cortijo, gaditanos y ex del Cádiz. A los que secundó Onésimo, que también había vestido la camiseta amarilla. Por entonces, irrumpía un joven canterano... Míchel.

Existió un Rayo Gaditano

La historia de Rayo y Cádiz en Primera comenzó a escribirse el 5 de junio de 1977. Ese día el empate de los franjirrojos ante el Getafe (1-1) y el triunfo de los amarillos frente al Terrassa (2-0) abrieron las puertas de la máxima categoría a ambos por primera vez. Casualidades o no, la historia de los dos clubes siempre ha estado marcada por un vínculo que, a día de hoy, siguen manteniendo dos aficiones hermanadas. Ese vínculo hizo que en los noventa existiera un Rayo Gaditano (sí, gaditano). Un apelativo cuyo origen no está del todo claro. No se sabe a ciencia cierta si fue una ocurrencia de la Prensa de la época o del mismo Jose González, pero que a la postre todos terminaron usando, dentro y fuera del vestuario.

El germen de aquel Rayo Gaditano se encuentra en la 94-95. El equipo estaba en Segunda y lo dirigía David Vidal, que jugó como central en el Cádiz en la 74-75 y al que también entrenó (85-90) antes de su aventura vallecana. Para completar la misión del ascenso, Vidal contaba con Paco Baena como segundo. Un delantero que el técnico gallego había conocido en el conjunto amarillo, puesto que allí estuvo de 1970 al 75, antes de irse al Atlético, con quien consiguió la Copa Intercontinental. Ambos formaron un tándem inolvidable. "Recuerdo un choque en Leganés. Baena empezó a quemar romero en el vestuario para cortar la mala racha. Decía: 'Romero, romero, que salga lo malo y entre lo bueno'. El campo antiguo era muy pequeñito y casi mata a dos o tres de la humareda que formó (risas)", cuentan. Vidal fue destituido en la novena jornada y Baena se quedó de interino un partido hasta que Paquito (otro extécnico del Cádiz) tomó las riendas, pero ese Rayo terminó ascendiendo.

En aquella plantilla ya estaban Onésimo, quien jugó junto a Mágico González en la 88-89 y vestía la Franja desde la 93-94; y Antonio Calderón, que había aterrizado en el club vallecano en la 91-92 y antes, había defendido la camiseta amarilla durante tres años (86-89). "Calderón se convirtió en nuestro anfitrión. Nos fue orientando e introduciendo en la familia rayista, nos ayudó. El carácter de la gente de Vallecas es muy parecido al de los andaluces, nos sentimos como en casa", confiesa Barla, quien prosigue: "El Rayo fue muy importante para mí y me sentía orgulloso de llevar también el nombre de mi ciudad ahí. Había tanto feeling entre ambos que, para el aficionado franjirrojo, el apelativo también fue algo bonito".

Ese verano de 1994 llegaron el centrocampista Barla, que jugó en el Cádiz una década (84-94); y el delantero Jose González, que militó en el cuadro amarillo del 84 al 92, momento en el que fichó por el Mallorca de Serra Ferrer por 75 millones de pesetas. Una de las operaciones más sonadas del momento. Durante la 94-95, se juntaron Calderón, Barla y Jose González, secundados por Onésimo. Sin embargo, no fue hasta la siguiente campaña, la 95-96, cuando el Rayo Gaditano alcanzó su punto álgido, gracias a la llegada de otro gaditano y ex del Cádiz: Cortijo. El defensa jerezano comenzó su carrera en el equipo amarillo (84-91) para dar el gran salto al Sevilla, donde coincidió con Maradona, Suker y Simeone, entre otros, y llegó a ir convocado con la Selección. Acto seguido se unió a las filas de ese Rayo dirigido por Zabalza, que terminó siendo relevado por Baena, de nuevo como interino, para dar paso a Marcos Alonso. El objetivo se cumplió al conseguir la permanencia en la promoción contra el Mallorca, ya con Zambrano en el banquillo.

Allí, conviviendo con los gaditanos, estaba un jovencísimo Míchel, el actual técnico franjirrojo. Así le recuerda Barla: "Subió del filial y, en ese momento, era la perla del Rayo. Ya demostraba que era un futbolista de club y técnicamente era impresionante, con una calidad buenísima". Los banquillos son ahora el hábitat de aquella hornada: Jose González entrena al Málaga, con Cortijo como segundo; Calderón lucha por el ascenso a Segunda dirigiendo al Fuenlabrada y Barla, tras estar año y medio en Jaén, se encuentra en el grupo de trabajo del director deportivo Antonio Cordón. "El Rayo va a ser uno de los que ascienda y al Cádiz, tras el bache, le veo un serio aspirante también a subir. El del domingo será un partidazo, por esas grandes aficiones y esos grandes equipos", augura Barla. Ambos se cruzan con la mente puesta en el ascenso y el corazón, en que como aquel 5 de junio del 77 vuelvan a dar el paso a Primera de la mano. Juntos, otra vez.

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