La pizarra de Calleja y los goles de Sansone hacen recaer al Málaga

Las diferencias entre un bólido como el Villarreal y un colista como el Málaga son muchas y variadas. La clasificación no engaña. Pero más allá de las matemáticas, el mundo que les separa se puede resumir echándole un ojo a los onces y enumerando a los revulsivos. Al Villarreal no le dio de partida para demostrar que era el favorito pero, cuando el Málaga se había dejado la vida y los sesos en esconder su inferioridad, Calleja echó mano de Cheryshev y Sansone, dos suplentes que serían indiscutibles en 15 equipos de Primera. El objetivo de aferrarse a estos salvavidas fue estirar su rombo inicial en medio campo para desatascar el partido y convertir los dos interiores de toque en dos extremos de bengala. El invento ya se puede patentar. A los cuatro minutos (68’), Sansone rompió la igualdad. Y a los doce, sentenció. El Málaga se volvió a acordar de Al Thani. Ya saben, sé lo que hiciste el último verano.

El Málaga no es un colista al uso. Es cierto que su creatividad ofensiva se esfumó con la marcha de Camacho, Sandro y compañía. No es casualidad que aún ni haya marcado a domicilio. Sin embargo, su orden y la disciplina en defensa al toque de corneta de Recio le hacen siempre estar dentro del partido. No es el típico rival que da que hablar por las goleadas endosadas. Ante el Villarreal estuvo sometido durante la primera media hora, pero jamás se sintió inferior. Si cedió el balón fue por comodidad. Bacca y Bakambu estuvieron desconectados. El equipo de Míchel fue creciendo en confianza según se iban confirmando las tablas, así que llegó al descanso dándose el gustazo de vivir en el área contraria. El punto era perfecto. Creyó y creyó, hasta el punto de soñar. En esa primera mitad sólo peligró una vez el empate. Bakambu marcó tras una falta botada por Chuca, pero el colegiado lo anuló acertadamente por un claro fuera de juego.

Chuca fue precisamente la gran novedad en el once de Calleja. El mediocentro, que ya había asomado ante el Betis y en Praga, entró con fuerza en el profesionalismo favorecido por las sanciones, las lesiones y las sobrecargas. Con sólo veinte años sacó los córners del Villarreal, se impuso a todos los especialistas en la primera falta directa del partido y esquivó los primeros cambios del técnico para desgracia de veteranos como Soriano. Su carta de presentación habla bien de su descaro pero, sobre todo, de la fe ciega que Calleja tiene en la cantera. Desde que ha cogido los mandos del primer equipo dio los galones a Rodrigo, ha puesto de titulares también a Cantero, Pau, Ramiro y Leo Suárez y ha dado minutos hasta a Raba. Con este panorama, para ir familiarizándose con las nuevas estrellas del Villarreal, se aconseja echar un ojo en la web oficial del club a la plantilla del filial.

El 0-0 necesitaba un agitador. En el Málaga, Peñaranda dio un paso al frente. Su cabezazo en el 54’ obligó a desempolvar los nuevos poderes de Barbosa. En el Villarreal, Calleja retocó con matices su sistema. Su equipo estaba algo cansado, y sufría sin la inteligencia de Trigueros y sin el desborde de Castillejo. El técnico puso a Sansone por detrás de los puntas, dio más profundidad a su equipo y solucionó de un plumazo la precisión y la efectividad. Al instante de poner la pizarra patas arriba, Bacca puso un balón en la cabeza de Sansone, tras un centrochut defectuoso de Mario, que el ariete mandó a la red de Roberto y clavó en el corazón de Míchel. En el 76’ fue Fornals el que vio en carrera a Sansone y lo habilitó para que machara. Su aparición fue trascendental. No importó que a Bakambu le anularan dos goles más. El Málaga, otra vez, amenazó con ganar, optó al empate pero volvió a perder.