El Villarreal descosió al Alavés en Mendizorroza en un partido en el que los locales se fueron diluyendo como un azucarillo. Los de Zubeldía (principal señalado por la situación) llevan 0 puntos y 0 goles en cuatro partidos. El propietario del club, Josean Querejeta, tiene claro que las cosas tienen que cambiar: con el argentino presente o sin él.

El Villarreal, por contra, está de dulce. Tiene una gran defensa con bandas largas, dos medio centros sensacionales, una media punta muy peligrosa y dos delanteros referentes. Decía el técnico albiazul en la previa que pocos equipos de Primera podían alardear de tener dos hombres en vanguardia como el submarino amarillo y no se equivocaba. Bakambu le hizo dos goles y Bacca otro. Pero fue Castillejo, junto a Trigueros, el que elevó el fútbol a categoría de arte.

El choque comenzó igualado pero el primer gol castellonense (que rebotó en Alexis) descentró a los vitorianos, que apenas remataron a puerta. En la segunda mitad, la entrada de Romero pretendía dar más verticalidad pero fue el Villarreal el que remató la faena. Incluso pudo hacer más goles en un campo que comienza ya a declarar culpable al entrenador de Santa Rosa.

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