La Europa League regresa por tercer año seguido a Vila-real como una bendición (sigue el partido en directo en AS.com). El mejor antídoto contra el ruido es que el balón eche a rodar. Hace cuatro días el Submarino recuperó el pulso en LaLiga con una convincente victoria al Betis con Rodrigo como líder. Parecía que el conato de crisis se esfumaba. Sin embargo, unas declaraciones de Roig al término del partido, en las que pretendía defender a Escribá ante los pitos, no han sentado bien a “los sabios” a los que el presidente señaló. La respuesta de la grada, nada combativa y siempre familiar en el estadio de La Cerámica, es una incógnita esta tarde pero, como suele suceder, la marcará el resultado final. El Astana es ideal para unir y para no dividir más.
Al rival, 137º en el ránking UEFA que ya fue goleado 7-0 por el Villarreal en los dos partidos de hace tres años, se unen las altas de Mario, Soriano y Cheryshev (diez meses KO). El lateral podría ser titular pese al buen papel de Rukavina, mientras que los centrocampistas permitirán que el banquillo pase de ser un parvulario a una amenaza para los que se relajen. Sansone, de pichichi a revulsivo con la llegada de Bacca,podría entrar en un once con menos rotaciones de las deseadas. En la enfermería aún permanece Bruno, el eje sobre lo que todo gira.
El Astana llega muy rodado (24 jornadas en Kazajistán), como líder consolidado (7-0 en su último partido) y con experiencia en Europa. Tiene doce internacionales y ya fue rival del Atleti en Champions, donde ha disputado la fase previa este verano y cayó a manos del Celtic. Su sueño es colarse entre los favoritos y pasar de ronda. Kabananga, su máximo goleador y suplente de Bakambu en Congo, se ha quedado fuera por indisciplina. En el Villarreal, por su parte, se sueña con superar las semifinales de hace dos cursos y con mejorar el papel de la última edición (eliminado en dieciseisavos). Castillejo (jugador más en forma), Escribá (discutido), Roig (enfadado) y la afición (exigente) tienen demasiado en común.