Adán y Castillejo desatan la tormenta del Villarreal
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En los pies de Adán se originó la ilusión del beticismo y en los pies de Adán comenzó la resurrección del Villarreal. El portero apareció en los dos momentos que marcaron el partido. Primero arrancó una jugada memorable con la que el Betis se adelantó en el minuto 11. Veinte minutos más tarde, crecido por la superioridad ante el Submarino, se hizo un nudo al querer sacar el balón jugado con esta nueva mentalidad inculcada por Setién. Bacca, perro viejo, le robó el balón y puso el empate, estrenándose en LaLiga y ayudando a su equipo a cambiar por completo una imagen deteriorada: pasó de estar deprimido a desatar un vendaval.
El Villarreal cometió un error en el primer tiempo y lo pagó. Se quedó de piedra ante una diagonal de Feddal a Joaquín, que siguió con un centro medido del extremo y un cabezazo mortal de Sergio León. Con el 0-1 su mala salida desde atrás desesperó al personal, muy inquieto sin la presencia de Bruno. Sin embargo, reaccionó a base de intensidad sin balón y de agresividad con él. Durante el resto del tiempo el equipo de Escribá demostró que tiene más arsenal de lo que dice la tabla. Bacca, Bakambu, Castillejo y Rodrigo, con un balón al palo, dieron un serio meneo al Betis. El mediocentro de la cantera fue clave para robar el mando inicial a Javi García y hacer del Villarreal el dueño del partido. Rodrigo ya no es una promesa, sino una realidad.
El descanso equilibró de nuevo las fuerzas. El Betis salió de su área para presionar más arriba. Ese pequeño pero crucial gesto le devolvió por momentos el brillo y la competitividad. Tello tuvo el segundo gol tras un balón largo y una cantada en cadena de Álvaro y Víctor Ruiz. Pero erró donde destacan las estrellas. Barbosa, tercer portero hasta hace nada, hizo un paradón. El Villarreal vivía de las contras y de la agitación de Castillejo hasta ese momento. Fue precisamente el extremo quien remontó con una jugada que intenta mil veces y que pocas veces le sale (sólo cinco goles en Primera). Su rosca hizo inútil la estirada de Adán.
El Betis, estresado, intentó solucionar el entuerto. Le faltó fe, velocidad en la circulación y talento en los metros finales. Guardado fue suplente, aquejado del Virus FIFA, y Sergio León había sido sustituido con empate. Con Tello y Sanabria a la deriva, un gran balón a la espalda de Álvaro sirvió a Enes Unal para sentenciar el partido, presentarse en sociedad y hacer un llamamiento a la calma: el Villarreal, pese a las bajas, ya está aquí de nuevo.