El intocable es Casemiro
El Madrid pincha un tercio de los partidos sin el brasileño como mediocentro titular, ya sea por ausencia, suplencia o por jugar de central (2-2 en Vigo y 2-2 ante el Valencia).
Desde que Zidane se hizo cargo del Madrid hace año y medio y debutó en el banquillo el 9 de enero de 2016, el técnico siempre ha alabado a su plantilla en conjunto. Si se ha atrevido a individualizar con alguien ha sido con los atacantes, bien para ser justos con Cristiano bien para hacer de escudo ante el sector más crítico de la afición con Bale o Benzema. A los tres miembros de la bbC les ha llegado a tildar algún día como intocables, ya sea de forma conjunta o por separado. Sin embargo, hay jugadores que lucen menos que este tridente y son tan importantes o más que ellos. Uno es Casemiro. Su influencia en el Madrid ha sido determinante para lograr la última gran racha de títulos. Pero, como le ocurre a los pilares de un equipo, cuando más se nota es en los días en los que no está.
El Madrid con Casemiro de mediocentro es uno. Y sin él, es otro. Ya sea por sus lesiones, por las rotaciones o porque deba hacer de apagafuegos como central. Los números no engañan. El Madrid pincha un tercio de los partidos en los que el brasileño no está en su lugar habitual. En total han sido 16 disgustos en los 50 partidos en los que no ha aparecido en el once desde su regreso del Oporto, en los que tuvo que ceder su lugar, normalmente para que lo ocuparan Kroos o Kovacic.
En su primera temporada de blanco (2015-16), Casemiro alternó épocas como titular indiscutible con otras en las que le costó hacerse con un puesto. Benítez confió en él hasta que prefirió contentar los gustos del presidente y se lo cargó de la alineación el día menos apropiado, con la visita del Barça al Bernabéu. Esa tarde, sin Messi, el Madrid cayó 0-4. Benítez comprobó que no había sido casualidad que en los otros tres partidos en los que no contó con Casemiro ni un minuto, el Madrid no carburó: 0-0 ante el Sporting y el Málaga y 2-2 en Mestalla. Precisamente este último tropiezo propició el despido del madrileño y la mágica llegada de Zidane. El francés intentó no revolucionar demasiado el patio a su llegada, así que de los diez siguientes partidos de Liga, Casemiro sólo jugó uno de titular. En ese tramo de campeonato, el Madrid empató tres veces y perdió ante el Atlético en casa (0-1). Ahí se dio cuenta Zizou que faltaba consistencia, por lo que Casemiro pasó de ser suplente a ser fijo. Curiosamente (o no), el Madrid encadenó doce victorias seguidas en Liga y se alzó con la Champions con el 14 en el campo (salvo en tres partidos por descanso o lesión).
Tras esa primera campaña en la que el Madrid falló en siete partidos de los 24 en los que no estuvo Casemiro (17 goles encajados), Zidane se cercioró de que el pivote, más que importante, ya era vital. Su sociedad con Modric y Kroos era (y es) casi perfecta. Por eso, el técnico sólo le dejó si alinear un solo minuto en dos partidos de la siguiente temporada. A veces le dio descanso y empezó en el banquillo (seis veces), pero la mayoría de partidos en los que no pudo jugar fue por lesión (9 partidos) o sanción (1). Casemiro falló en la 2016-17 a 24 encuentros en todos el curso y en ocho de ellos el Madrid no ganó. Sin él como mediocentro, el equipo blanco encajó 30 goles (más de uno por partido) y recibió algunos contratiempos importantes como ante el Legia (3-3) en la Champions, además de tres empates seguidos en Liga ante modestos (Villarreal, Las Palmas y Eibar) y la eliminación de Copa en Vigo (2-2 con él como central). Lo mejor es que Casemiro volvió a su lugar en los partidos importantes para atar la Liga y lograr la segunda Champions consecutiva.
Con el primer empate ante el Valencia (2-2) en esta nueva temporada que acaba de arrancar, Casemiro ha vuelto a confirmar lo ya sabido: es indiscutible (clave en las dos Supercopas ante el United y el Barça) y conviene que no abandone el centro del campo más que por necesidad. Realmente el intocable, lean lo que lean sobre la bbC, juega más atrás.