366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 2 DE JUNIO
Fallece Santiago Bernabéu (1978)
Es la primera jornada de la Copa del Mundo de Argentina y ha empezado con polémica. Son los años duros de la dictadura militar, que habla de «guerra civil restringida» y combate con extrema dureza a la disidencia izquierdista del interior del país. La policía y el ejército «chupan» opositores de la universidad, de los cafés, de sus propios pisos. Muchos de ellos desaparecerán. El número de víctimas de aquella barbarie se ha fijado, con el tiempo, en 30 000 personas. La Escuela Técnica de la Armada, el principal centro del aparato represivo, está situada a muy poca distancia del estadio Monumental de River Plate, donde se jugarán los principales partidos de la Copa del Mundo. Muchos se preguntan si la familia del fútbol hace bien en permitir un Mundial ahí, en esas circunstancias. Pero se juega. El primer partido se disputa el día 1 de junio, RFA-Polonia. El día 2 se juegan otros de la primera jornada, precedidos de un minuto de silencio. Igual ocurre el día siguiente, según van entrando otros equipos y otros campos en competición. ¿Por qué? ¿Por las víctimas? No, es por el fallecimiento de don Santiago Bernabéu de Yeste, presidente del Real Madrid durante los cuarenta y cinco años anteriores, inspirador de la gigantesca idea que acabaría por elevar al Madrid a la indiscutida condición de Mejor Club del Siglo XX. Como alguien escribió esos días: «En el fútbol, Santiago Bernabéu lo fue todo menos balón». Se aficionó al fútbol cuando era un escolar en los agustinos de El Escorial, para combatir el frío en los recreos. Había nacido en Almansa, en una familia acomodada que envió a sus hijos a Madrid a formarse. Coincidió con el estallido del fútbol, que le captó. En el Madrid fue jugador, delegado, entrenador ocasional, secretario general y, finalmente, presidente. Concibió y construyó el gran estadio que lleva su nombre y fichó a los mejores jugadores del mundo, lo que hizo del club una leyenda universal gracias a los títulos que estos consiguieron y al estilo que exhibieron.
El 23 agosto de 1977 se le habían detectado los primeros síntomas en Santa Pola, donde vivía por entonces de forma casi permanente. Contra el consejo de los médicos tomó el avión para asistir al homenaje a Velázquez, jugador al que nunca tuvo en gran estima, pero entendió que era su obligación estar ahí. El día siguiente al partido tuvo que ser intervenido de una obstrucción intestinal. La intervención descubre que tiene un cáncer bastante extendido. El 8 de septiembre se le hace una intervención más en profundidad. Reaparece en público el 4 de noviembre, cuando se reincorpora a su despacho no sin antes agradecer las muestras de simpatía en conferencia de prensa multitudinaria. Dos días después acude al estadio, a ocupar su sillón presidencial el día del Real Madrid-Valencia, y es recibido con una tremenda ovación.
Tenía ya ochenta y dos años, y la enfermedad siguió avanzando silenciosamente, a pesar del esfuerzo de los médicos. No obstante, vivió con relativa normalidad hasta el mes de mayo, cuando sobrevino la crisis final. El día 28 recibió la extremaunción. El día 2 fallecía, a las seis de la mañana, cuando el balón empezaba a rodar por las canchas argentinas.
Dejó viuda, la popular doña María, con la que no tuvo hijos. Doña María se había casado con él en segundas nupcias. Era viuda de un viejo compañero de Bernabéu en el club, muerto en la Guerra Civil. Todos sus bienes se reducían a algo menos de un millón de pesetas en su cuenta corriente, un piso pequeño en la calle Jericó de Madrid y una casita en el pueblo costero alicantino de Santa Pola. Y su pequeña barca, que tiempo atrás se había llamado Saeta Rubia en homenaje a Di Stéfano, pero que luego llamó Marizápalos, en homenaje a su mujer, pues así era como la llamaban de niña.