ZARAGOZA 0 - NÀSTIC 1

Un nuevo atraco arbitral y funeral en La Romareda

El Nástic gana de penalti inventado y deja al Zaragoza sin ascenso directo. Lanzarote erró una pena máxima en el minuto 90.

Xavi MolinaTONI GALÁNEFE

Festeja el Nàstic y llora de rabia y también de impotencia un Zaragoza que dice adiós al ascenso directo tras otro escándalo arbitral, uno más y ya van muchos esta temporada. Esta visto que elevar una protesta oficial a Sánchez Arminio es contraproducente, al menos para el Zaragoza. Si no había bastante con lo de López Amaya en Los Pajaritos, De la Fuente Ramos se inventó un penalti de Guitián —el balón le dio claramente en el pecho— y cambió por completo el rumbo del partido a siete minutos del final.

El Nàstic se encontró con un gol que no esperaba y el Zaragoza acabó por desbaratarse ante tanta injusticia. Tuvo tiempo de empatar en el último minuto, en un manotazo de Tejera dentro del área, pero Lanzarote, el mejor de largo de toda la matinal, acabó lanzando el máximo castigo a las nubes. Y aquí hay que decir que en los prolegómenos del penalti y con media docena de jugadores empujándose en varias trifulcas, el árbitro consintió todo tipo de provocaciones de Reina al lanzador, una serie de bravatas del portero del Nàstic pocas veces vistas en La Romareda y que se saldaron con un reparto de amarillas.

El partido tuvo una primera parte igualada, de mucho desgaste y quizá de mayor control del Nàstic, pero de más ocasiones para el Zaragoza. Rico tuvo la más clara antes de la media hora con un obús desde fuera del área al que respondió Reina con una parada inmejorable. Minutos después, Naranjo pidió penalti en un forcejeo con Isaac.

Tras el descanso y con el derrumbe físico de Emaná, el Zaragoza se hizo dueño de la situación, aunque sin generar más oportunidad que un cabezazo picado de Ángel que se marcho fuera por poco. El Nàstic se limitaba a defenderse esperando el final, pero en una contra aislada Lobato se escapó de Isaac y su centro acabó en el pecho de Guitián y en el punto de penalti. Naranjo no perdonó y, en medio de una bronca monumental, se jugaron los minutos finales y los otros cinco de prolongación, que contuvieron el penalti marrado por Lanzarote, la decepción enorme del zaragocismo y la alegría desbordada del Nàstic, que tiene ahora el ascenso directo a tiro de piedra.

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