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BETIS 0 - EIBAR 4

El Eibar dinamita Heliópolis

Capa, Koke, Adrián y Bastón rubrican con sus goles la exhibición de los de Mendilibar. Gritos de protesta de un sector de la grada contra Pepe Mel.

El Eibar dinamita Heliópolis
Toni RodriguezDIARIO AS
LALIGA

Cierto orden en defensa, ortodoxia y efectividad al contragolpe y varios chispazos individuales, sobre todo de Keko, bastaron al Eibar para dinamitar el Villamarín y colocarse a tiro de puestos europeos. La rotunda victoria armera resucita fantasmas del pasado para el Betis, más cerca ahora del descenso, y amarga a Mel el importante récord que el entrenador madrileño, expulsado en el Camp Nou, tuvo que cumplir desde la grada: 200 partidos oficiales como verdiblanco. La cifra y los méritos no evitan que, con esta victoria más aún, el técnico se encuentre el punto de mira de parte de la afición.

Sergio Gontán, Keko, desfiló como Atila en Heliópolis. En menos de 20 minutos, el extremo diestro del Eibar le puso a Capa la jugada del primer gol (0-1, 4'), marcó otro (0-2, 18') y sacó de sus casillas a esa defensa tan experimental como impotente (Molinero, Pezzella, Jordi y Vargas) que entre la planificación y las lesiones se vio Mel obligado a colocar sobre campo.

Quizá se le echara la fama encima demasiado tiempo a Keko, madrileño de Brunete que debutó en el Atlético de Madrid cuando apenas tenía 16 años. En fútbol siete temporadas son un mundo y desde aquel primer y casi único día como rojiblanco, al extremo le ha dado tiempo a salir rebotado del Manzanares, de cesiones en Valladolid, Cartagena, Girona y Albacete y hasta de una aventura italiana en el Catania, por el que fichó en 2012. Recién cumplidos los 24, a Keko le sobra tiempo todavía para llegar a la condición de crack que prometía en el Calderón, en un fugaz debut con 17 años.

En el Villamarín, su cartel brilló con la fuerza de futbolista decisivo, de gran estrella ante un equipo sin alma y sobre todo, sin desborde. Con Joaquín lesionado, no había, hay en el Betis otro futbolista que supere líneas más allá de Ceballos (al que pitaron en su sustitución) o Cejudo, que parecía descartado en verano.

No estaba el día para el Betis, que no había chutado en toda la primera parte y cuando lo hizo llegando al descanso, falló lo infallable. Le tocó al que casi nunca desperdicia ocasiones sí, Castro, que a dos metros de gol la estrelló en la estirada de Riesgo.

No Rubén, no party. No era el día de a menudo inspirado delantero canario, que disfrutó también en la segunda mitad dos de las mejores ocasiones para al menos haber apretado el marcador. En una chutó flojo y al lateral de la red. En otra, de nuevo no acertó a esquivar a Riesgo, inspirado el meta armero. Ahí se acabó la esperanza bética porque poco después Adrián culminaba un contragolpe de libro (0-3, 71’) y Borja Bastón ponía la guinda al sonado triunfo vasco con un zurdazo a la escuadra que arrancó incluso los aplausos de la grada bética. No merecía menos que una ovación el partidazo del Eibar.