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EIBAR 1 - SEVILLA 1

El Sevilla malgastó una hora en Eibar; Gameiro rescató un punto

Borja Bastón adelantó al Eibar, que vivió de las rentas hasta que salieron Banega y Konoplyanka. Empató Gameiro. El Sevilla reclamó dos penaltis.

El Sevilla malgastó una hora en Eibar; Gameiro rescató un punto
Javier EtxezarretaEFE

En la inopia durante sesenta minutos, malgastando el tiempo por voluntad propia y absolutamente desinteresado por el partido, al Sevilla sólo le dio tiempo de empatar en Eibar. El asunto es grueso, porque se ha dejado 15 puntos desde que empezó la Liga. Demasiado como para tomárselo en serio como candidato a la Champions.

Al final, con Konoplyanka, Banega y lo que fuese necesario, debió llevarse el partido, pero la justificación no es suficiente. El Eibar, limitadísimo, optimizó su momento para hacer un gol y luego sobrevivió como pudo. El partido se le hizo eterno y se lo salvó Riesgo, firme en la portería. El asunto es que no está obligado a más. Todo lo contrario que su rival, que va de bajonazo en bajonazo. Decepcionante para su afición, que no termina de ver reaccionar a una plantilla confeccionada para la gloria y con decepciones mayúsculas como Nzonzi o Inmobile.

Lo del Sevilla en la primera parte fue una vuelta a las andadas por las bravas. Un equipo insípido. Sin gracia y sin plan. Con jugadores (Reyes y Vitolo, por ejemplo) haciendo la batalla por su cuenta, pero sin cohesión. Lejísimos de aquel equipo que un día se creyó invencible y más lejos aún del corazón que demostró ante el Barcelona hace menos tiempo, apenas un par de semanas.

El Eibar aprovechó el descontrol para ponerse en ventaja rapidísimo. Borja Bastón entró por el área dándose un paseo y cabeceó al rincón. En diez minutos, y sin haber hecho nada del otro mundo, el Eibar ya estaba por delante. Dando las gracias, merodeó un par de veces más por el área de Sergio Rico. Fue su momento. La imagen de Krychowiak con los brazos extendidos fue suficientemente gráfica. Aunque se presentó con un once reconocible, sus jugadores dieron la sensación de estar por estar. Demasiado poco. Reyes reclamó un penalti que lo fue y disparó contra Riesgo. Nada más.

Emery reaccionó más a tiempo que su equipo. Al minuto de salir, Konoplyanka provocó un penalti nítido de Ramis, pero Martínez Munuera no consideró el contacto suficiente. A partir del minuto 60, y con el ucraniano y Banega al mando, el Sevilla fue un rodillo. Empató con gol casi sin querer de Gameiro y produjo suficientes ocasiones para llevarse el partido: Gameiro y Konoplynka chocaron contra Riesgo y hubo una última reclamación de Inmobile. El Eibar pensó que la casa se le inundaba pero achicó agua hasta que fue necesario y le salvó la campana. Al Sevilla su afición ya le mira con mala cara.