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Betis 0 - Albacete 1

El Albacete da la campanada ante el Betis en Heliópolis

Merecida primera victoria liguera de los de Luis César, capaces de desnudar las carencias verdiblancas. La figura de Velázquez ya se discute.

Tristeza del Betis.
Tristeza del Betis.TONI RODRIGUEZ

Días de vino y rosas para el Albacete, que sólo cuatro días después de eliminar al Zaragoza de la Copa logró su primera victoria liguera de la campaña asaltando el que se supone es el fortín más duro de la Segunda División, el Benito Villamarín. Un gol de Chumbi, héroe y goleador tanto el miércoles como hoy, sirvió para desnudar las profundas carencias de juego y ofensivas, de plan de actuación, un Betis al que Julio Velázquez, el entrenador de 32 años con el que la directiva bética decidió experimentar para el ascenso, no ha sabido coger el pulso ni lo mínimamente exigible para la plantilla, de largo, mejor y más cara de la Segunda División. Betis, ahora mismo, se escribe con B de banda.

Parecería complicado a priori matar al equipo verdiblanco con la exigua calidad que los presupuestos, adelgazados el extremo, que ha heredado la Segunda División del control económico de Tebas. Pero de los cuatro rivales ligueros del Betis ya lo han conseguido dos, humildes además, de los que en principio tendrán que luchar por la permanencia en esta carrera de fondo de 42 jornadas. Lo hizo la Ponferradina con goleada, a lo grande, y al Albacete le bastó con algo de orden defensivo y con aguardar su oportunidad en ataque, que vista la verbena que es el Betis (sobre todo por la izquierda) siembre hay algo que rascar.

En los primeros 25 minutos, los albaceteños pisaron el área con tanta asiduidad como poco remate, ý luego, más por la inercia de su calidad que por tener continuidad en el juego, le sucedieron los únicos minutos potables del Betis en todo el partido. Perquis, cuya competencia defensiva (y la del resto de zagueros verdiblancos) se sigue discutiendo, remató de cabeza el primer balón de peligro bético cuando el reloj pasaba ya de la media hora. El aviso dio paso a minutos de cierto agobio sobre la portería de Alberto, más por individualidades y velocidad que por brillantez, inexistente, en el juego. Rubén Castro desperdició un mano a mano y luego mandó un chutazo pegado al palo, poco antes de que la primera parte se disolviese en un encontronazo entre Alberto y Lolo Reyes.

La jugada provocó el cambio del chileno y la entrada de Kadir, lo que también daba un vuelco al dibujo bético, con menos contención en el centro y más profundidad y desborde por las alas. Dos minutos le tomó el franco-argelino, estrella de la Copa el miércoles, en aparecer por la derecha y dar el primer pase a Molina, que remató en posición difícil, y 15 tardó Velázquez en volver a casi la estrategia original, cuando quitó a Cejudo, que estaba siendo de los mejores en el Betis, y metió a Nono.

Y el Betis regresó a la imagen opaca y roma, de falta de control, que le condenó en El Toralín y casi lo ha hecho en los otros tres partidos. Esta vez, la moneda del resultado, escudo de estómagos agradecidos que rodean Heliópolis, salió ‘cruz’ de nuevo. Recién entrado en el campo, el canterano del Atlético Keko se le agrandó a Casado hasta convertirse en un clon de Cristiano Ronaldo. En una de sus internadas acabó la pelota sobre la cabeza de Chumbi, que remató como los antiguos, con perfecto movimiento de cuello, imposible para Adán (0-1, 67'). El desastre se pudo ampliar para el Betis pocos segundos después, pero el delantero murciano, esta vez, fue incapaz de rematar con claridad solo como estaba ante el portero verdiblanco, que por cierto evitaría el 0-2 en otro acercamiento visitante, con un paradón en la escuadra.

Con la inercia de lo que tiene arriba, aunque sin Cejudo ya, el Betis gozó de alguna ocasión para empatar. En Molina, que pidió un penalti de Gonzalo, en Rubén como siempre y en Kadir, con un remate a bocajarro que le detuvo Alberto. Pero no llegó un gol que salvara para el Betis ni siquiera el empate y la grada, más de 30.000 sufridores de nuevo, explotó en otra pitada monumental. La figura de Velázquez, ahora sí, comienza a discutirse en Heliópolis.