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LAS FINALES DE CHAMPIONS DE ANCELOTTI

Carlo Ancelotti: 'Sabíamos que el Liverpool iba a ser destrozado'

Ancelotti se vengó del desastre de Estambul tumbando al Liverpool en 2007. Inzaghi hizo doblete: "Me habían aconsejado no alinearle por su estado físico".

Ancelotti, con el trofeo de la Champions 2006/2007.
Ancelotti, con el trofeo de la Champions 2006/2007.ARIS MESSINIS
AStv

Ganas de revancha... “La Champions que gané en Atenas en 2007 tuvo aún un sabor más dulce por volver a vernos con el Liverpool. Ellos jugaban la semifinal contra el Chelsea y nuestra ciudad deportiva parecía The Kop, la mítica grada de Anfield. Ahí estábamos, milanistas llevando bufandas del Liverpool... Y todo fue como habías deseado, se metieron en la final. ¡Atenas, ahí vamos! Había una euforia en el ambiente imposible de describir. Sabíamos que íbamos a tomar la Champions y que el Liverpool iba a ser destrozado...”.

Una duda trascendental. “Podría haber alineado aquel día a cualquier jugador y cualquier once, porque era evidente las ganas que tenían todos mis chicos. Estaban preparados para jugar y para ganar. Habíamos llegado tras una dura prueba contra el Manchester United en semifinales. Éramos conscientes de nuestra fuerza y determinación competitiva. Y, sin embargo, una duda me acompañaba por las noches: la elección del delantero centro”.

¿Inzaghi o Gilardino? “Todos, explícita o indirectamente, me habían desaconsejado alinear a Inzaghi. “¿No pensará alinear a Pippo? ¿Ha visto en qué forma está?”, me dijeron varios jugadores. Es indudable que estaba medio muerto pero yo sabía que estaba, hecho para esas noches. Gilardino estaba en mejores condiciones y eso debería haber decantado mi decisión pero, a veces, los partidos pueden estar orientados antes de salir al campo. Cuando dudo, confío a menudo en las sensaciones y mensajes que llegan de una atenta observación de los momentos que preceden al partido. Esta vez, no conseguía decidir: me hacía falta una señal... Y algo sucedió. El día anterior a la final, charlando con los chicos, había notado en Inzaghi la mirada y la actitud de los momentos especiales. No tenía certezas sobre su estado físico, pero decidí alinearlo. Y fue la elección acertada. Le elegí y nos dio la Copa de Europa con un doblete”.

Relucen las pizarras. “El Liverpool se alineó con un 4-4-1-1 dando a entender de nuevo sus intenciones: prudentes, atenta cobertura y pressing en medio campo. Respondimos con un 4-4-2 cuando no teníamos posesión que, en fase ofensiva, mediante un desplazamiento en sentido de las agujas del reloj, se convertía en un 4-3-2-1, el Árbol de Navidad. La primera parte hubo pocas ocasiones. El Liverpool intentaba inhibir nuestro medio campo. Dejaban a Nesta y Maldini iniciar el juego, con Kuyt y Gerrard presionando a nuestros centrocampistas, en especial, a Pirlo. Mascherano y Xabi Alonso, colocados a sus espaldas, controlaban a Kaká y Seedorf y nos empujaban a los laterales. El partido estaba en perfecto equilibrio táctico pero, como a menudo sucede, un episodio lo cambió todo. Falta a nuestro favor y Pirlo la sacó con su habitual habilidad. No era un tiro imposible para Reina, pero en la trayectoria apareció, como un esquema establecido por el destino, el hombro de Inzaghi para hacer el 1-0...”.

Serginho, no soy tu padre. “En realidad no recuerdo demasiado de aquel partido, más bien de lo que pasó después. En nuestro hotel de lujo en Atenas fuimos a la piscina, asaltamos el bar y lo dejamos seco en cinco minutos. Jugamos a ver quién caía en la piscina primero. Serginho, entre lágrimas, me abrazó: “Carlo, eres mi padre”. “¿Qué estás diciendo? Si eres mayor que yo...”, repliqué. “Eres mi padre”, insistió. “No, Sergio, corta el rollo, eres demasiado feo para ser hijo mío...”. Empezó a atusarme el pelo, como un niño de tres años. ¿Cómo coño llegamos a ganar la Copa de Europa?”.