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AS COLOR

Zezé Moreira: El gran defensor del "Jogo Bonito"

El fallecido exjugador y exentrenador ya expresó su defensa en 1971 de un fútbol bonito. La evolución del fútbol, finalmente, le dio la razón.

Zezé Moreira: El gran defensor del "Jogo Bonito"

 El año 1971 atravesaba por su noveno mes, septiembre, cuando Zezé Moreira (Miracema, 16-10-1917-Río de Janeiro, 10-04-1998), aprovechando una entrevista en AS Color, hizo pública diversas inquietudes acerca del fútbol y su desarrollo. De esa forma, mostró su interés en perseguir una idea del fútbol más vistosa, con más goles, mayor espectáculo y, en definitiva, en el que los ‘jugones’ tuvieran la posibilidad de demostrar de lo que son capaces.

 Por aquel entonces, Zezé Moreira, que previamente había hecho sus pinitos como jugador de Sport Club Brasil, Palestra Itália, Flamengo y Botafogo, era un afamado entrenador brasileño: llevó a Sao Paulo a campeonar después de trece años de sequía, para luego cambiar de aires y afrontar el reto de dirigir a Os Belenenses, club modesto de Portugal. Pocas fechas después de su firma por Os Belenenses, reconocía para AS Color la brusquedad del cambio: de uno de los clubes más importantes y saneados de Brasil (fíjense que era el único con estadio en propiedad, el conocido campo de Morumbí, apto para 40.000 espectadores) al ya mencionado humilde club lisboeta. También pasó por los banquillos de Botafogo, Palmeiras, Vasco da Gama, Fluminense, Brasil, Nacional de Montevideo y Cruzeiro. Se podría decir que su talento en la dirección técnica era algo innato y que lo llevaba en la sangre, puesto que sus hermanos, Aymoré y Ayrton, también fueron reconocidos entrenadores. Tanto en Brasil como en Uruguay, los países en los que entrenó, ganó títulos. Mención especial merece el Campeonato Panamericano de 1952 con la Selección de Brasil; el primer título con Nacional de Montevideo, equipo que llevaba cinco años siendo segundo en Uruguay, o la Copa Libertadores de América con Cruzeiro. La duración de algunas de estas etapas (diez años en Fluminense, por ejemplo) le hicieron verse atado, algo que le hastió hasta el punto de tomar la decisión en firme de no “echar raíces” en ningún club y firmar contratos más cortos. Curiosamente, algo que está muy a la orden del día en nuestro fútbol. Y si no, que se lo pregunten al Barcelona y a Pep Guardiola, entre otros.

 Amante del buen fútbol, este entrenador brasileño, fallecido a los 80 años, quiso ensalzar la importancia de Garrincha para el fútbol brasileño y, por extensión, para el fútbol mundial. De hecho, no mostró reparos en compararlo con el mítico Pelé: “Brasil le debe a Garrincha tanto o más que a Pelé”. Zezé se mostraba algo reservado como entrenador: no exigía fichajes de renombre, sino que aceptaba lo que tenía y lo que le pudieran traer, y restaba importancia a su cometido a la vez que resaltaba la de sus jugadores. Curioso, cuanto menos, observando el panorama de hoy en día. A Zezé Moreira, como buen enamorado del ‘jogo’ bonito, le preocupaba mucho la tendencia existente en un fútbol que cada vez se quería hacer más físico, que cada vez vigilaba y estudiaba más la preparación física. “Se practica el no dejar jugar”, afirmó Zezé. Tal era su preocupación, que en la Copa del Mundo de México de 1970 se mostró interesado en proponer entre sus colegas en los banquillos la implantación de una serie de reglas que renovaran el fútbol, restándole dureza y favoreciendo lo que hoy en día denominamos tiqui-taca. El respaldo recibido por Zezé Moreira entre los entrenadores fue mayoritario: se pretendía, entre otras, hacer inútil el aglutinamiento de jugadores en el centro del campo, haciendo éste “más ancho, amplio y largo”. También se quería agrandar la por tería a 8x3 metros, pretendiéndose el aumento de goles por partido.

 Orígenes y desarrollo.

Estas ideas e inquietudes de Zezé Moreira no resultan extrañas, ya que, desde las primeras manifestaciones futbolísticas hasta el fútbol tal y como lo conocemos hoy en día, los cambios se han ido sucediendo de forma que se ha ido adaptando a las circunstancias y condiciones contemporáneas. Según la FIFA, hemos de remontarnos alrededor de los siglos II ó III a.C. en China para empezar a hablar de fútbol, o al Harpastum, juego romano que podría considerarse como un ancestro distante del fútbol. Ya en la época medieval comenzaron a surgir mayores modalidades y más extendidas geográficamente.

 Uno de los hitos que marcan la historia del fútbol tuvo lugar en el siglo XVI, cuando las escuelas británicas, entre las que destacó la dirigida por Richard Mulcaster, dieron un paso adelante con la eliminación del componente violento para crear un deporte más instructivo y beneficioso para los chicos de las escuelas en el que el juego en equipo tendría más importancia. A partir de aquí, el fútbol se institucionalizó y reguló. Así, a finales del siglo XIX, profesores y antiguos alumnos de estas escuelas fijaron por escrito las primeras reglas formales del fútbol moderno para la organización de partidos en las escuelas. A raíz de esta vertiente, se comenzó a estandarizar el juego en base a una idea más cercana a lo que hoy en día entendemos como fútbol, perdiéndose así muchas modalidades existentes, muchas de ellas muy similares al rugby. Fueron varias las reglas que se fueron sucediendo desde entonces y que finalmente desembocaron en la formación de la FA (Football Association) en 1863. Gracias a esta fundación surgieron las Reglas del Juego (1891), donde se recogieron reglas a las que tan acostumbrados estamos hoy en día, como los saques de puerta (1869), los saques de esquina (1872), los saques de banda (con una mano a partir de 1877 y con dos desde 1883), el uso del silbato por parte del árbitro (1878) y los penaltis (1891), pero que en su día fueron realmente innovadoras. Fue también en 1863 cuando nació la regla del fuera de juego. Sin embargo, fue notoriamente diferente a la actual: cualquier atacante estaba en posición antirreglamentaria si se encontraba por delante del balón. A finales de esa misma década, la FA creó la regla de los tres jugadores (1866), según la cual el fuera de juego se daría en caso de que el atacante estuviera situado por delante del tercer último defensa.

 En cuanto al arbitraje, tras los primeros experimentos, todo cambió en 1891, cuando el árbitro pasó a ser una figura permanente del juego. Se convirtió en la única persona que, haciendo uso de su superior autoridad, podía expulsar a los jugadores, señalar penaltis y faltas, etc. Los dos jueces, cada uno elegido por un equipo, que hasta entonces tomaban las decisiones, pasaron a ser los jueces de línea de hoy en día. Veintitrés años después, en 1886, se unificaron las reglas de las asociaciones de Gran Bretaña, creándose la IFAB (International Football Association Board), una organización que determina las actuales reglas del fútbol. En su primera reunión, desarrollada en Escocia, se incluyeron en el reglamento la obligatoriedad de la red en las porterías, con lo que se completó la formación de la portería como tal, toda vez que dieciséis años antes ya se había sustituido el larguero por la cinta, y se fijó el punto central desde el que se realiza el saque al iniciar cada parte del partido o tras un gol, cuya finalidad era mantener a los jugadores a 10 metros de distancia. Estos últimos avances se dieron principalmente en torno al Reino Unido. No extraña, así pues, que la competición más antigua del mundo, la FA Cup (1872), así como la primera liga (1888), se disputaran en Inglaterra.

 En 1904, en París, se fundó la FIFA, el cuerpo gobernante del fútbol internacional. Dos años antes, en 1902, se modificó la regla relativa a los penaltis: se consideraría pena máxima cualquier falta realizada en un área de 18,9 metros, de largo desde la línea de gol, por 40,2 metros de ancho. Así, tomó forma el área grande. Además, el semicírculo situado en la boca de gol, fue sustituido por el área pequeña (5,5 metros de largo por 18,3 de ancho), mientras que hubo que esperar 35 años para la aparición de la media luna del área, con la que se finalizó la formación del área y las porterías. Un año después, se comenzó a diferenciar a partir de qué tipos de falta se podía meter gol directamente y cuáles no lo posibilitaban (tiros libres y tiros indirectos, respectivamente). Ese mismo año, se comenzó a aplicar por parte del árbitro la conocida como Ley de la Ventaja. En 1913 la FIFA entró a formar parte de la IFAB.

 Juego más divertido.

Respecto al desarrollo del juego, el número de goles y el espectáculo iba aumentado gracias a la aprobación de las ya citadas reglas y de otras nuevas: prohibición a los porteros de tocar el balón fuera del área (1912), inexistencia del fuera de juego tras un saque de banda (1920), reducción de tres a dos jugadores para medir el fuera de juego (1925).

 A final de la década de 1930, se puso de relieve la necesidad de renovar las Reglas del Juego, que sumaban un total de diecisiete hasta la fecha. De ello se encargó el inglés Stanley Rous, miembro de la IFAB y posteriormente Presidente de la FIFA (1961). El cuidado y los esfuerzos que dedicó a este trabajo hicieron que no fuese necesario revisar su reglamento hasta 1997, si bien es cierto que se fueron realizando pequeños ajustes bajo el lema ‘por el bien del fútbol’ a finales de la década de 1980. Anteriormente, fueron de gran importancia otras normas, como la permisión de realizar sustituciones (únicamente dos y en caso de lesión, siendo válidas para el portero y un jugador de campo) y la implantación del sistema de tarjetas amarillas y roja, que se aplicó por primera vez en la Copa del Mundo de México 1970.

 En cuanto a los cambios, en 1994 se permitió un cambio más, aunque uno seguiría estando destinado al guardameta. Fue en 1995 cuando se estableció la posibilidad de realizar tres sustituciones con independencia de la posición de los mismos.

 En 1990 la regla del Fuera de juego pasó a dar ventaja al equipo atacante, puesto que si un jugador, estando su equipo en posesión del balón, estaba en línea con el penúltimo defensor rival, estaría en posición reglamentaria. Además, ese mismo año, pasó a ser obligatorio el uso de espinilleras. En 1992 la IFAB prohibió que los guardametas pudieran atajar el balón tras un pase de un compañero de su equipo de forma intencionada con cualquier parte de su cuerpo que no fuera la cabeza, el pecho o la espalda. Creó mucha polémica, pero, finalmente, ha sido más que aceptada como buena. En el año 2000, la regla de 1983 que prohibía al portero dar más de cuatro pasos con el balón en sus manos fue modificada y se pasó a prohibir al guardameta que aguantase el esférico entre sus manos más de seis segundos seguidos. En 1995 se añadió la figura del cuarto árbitro y en 2007, la del quinto árbitro, estando este último bajo estudio en competiciones europea hasta el fin de la temporada 2012-13, cuando la FIFA tomará una decisión acerca de su continuidad. También en 1995 se revisó el tiempo de descanso, que pasó a ser de 15 minutos, mientras que la duración del partido se ha mantenido en 90 desde 1866.

 Cabe destacar también que en 1970 se eliminaron los sorteos como método de desempate tras los noventa minutos reglamentarios, pasándose a los lanzamientos de penaltis. Sin embargo, en 1993 se implantaron los tiempos extra o prórrogas con diferentes modalidades (gol de plata y gol de oro), ambos abolidos en 2004. Actualmente, en caso de empate, si el partido exige el desempate, se disputa una prórroga (dos periodos de 15 minutos), tras los cuales, de persistir el empate, se disputa una tanda de penaltis sin límite de lanzamientos que uno de los dos contendientes gane. En 1998 se quiso castigar con más dureza el exceso de contundencia y se aprobó la expulsión con roja directa a los jugadores que cometieran una falta grave por detrás.

 Todo por el espectáculo.

En general, todas estas reglas e innovaciones recientes, al igual que la gran mayoría desde el nacimiento de las primeras manifestaciones futbolísticas, han ido encaminadas en pos del espectáculo, la reducción de la violencia, etc. A buen seguro, el difunto Zezé Moreira, que siempre se mostró como uno de los precursores de estas ideas, estaría satisfecho.

 Pero, en su incansable afán de modernización, mejora y adaptación a los nuevos tiempos, se siguen planteando y tratando nuevos debates en torno a la reglamentación futbolística. Por citar algunos ejemplos, está en mente la posibilidad de probar con la inclusión de un quinto árbitro; la ampliación de la duración del tiempo de descanso, ya que la FIFA considera que la distancia del terreno de juego a los vestuarios en ciertos estadios hace que el tiempo de asueto se vea muy disminuido. La ampliación de los actuales quince minutos, además, supondría un auge en los ingresos publicitarios.

La parte negativa apunta a los espectadores que están presenciando el partido en directo en el estadio, sobre todo en países con una meteorología excesivamente fría o cálida; la introducción de expulsiones temporales; la sanción a los jugadores que simulan o que pierden tiempo siendo atendidos por las asistencias sanitarias; el aumento de las sustituciones a un total de cuatro, siempre y cuando se llegara a la prórroga. Precisamente, Mourinho se pronunció en los siguientes términos tras la derrota de su equipo ante el Sevilla, en el estadio Sánchez Pizjuán, en la cuarta jornada de la Liga BBVA: “Al descanso, he cambiado dos jugadores, pero quería cambiar siete. Una de las cosas que el fútbol debería permitir es hacer más cambios”. Además de éstas, sin ninguna duda, las que más interés y controversia levantan son la inclusión de las nuevas tecnologías para evitar los goles fantasma y la utilización de sprays para controlar de forma más óptima la distancia de las barreras en los lanzamientos de faltas.