SEVILLA 3- GETAFE 0

El Sevilla es un tsunami

Show espectacular de los de Emery, que arrollaron a un Getafe desbordado. Vitolo, Bacca y Rakitic, excepcionales, firmaron los tres goles. El Sevilla, en Europa League.

Sea porque desayunó como un bisonte o por cualquier otra razón desconocida, los biorritmos matinales del Sevilla ante el Getafe funcionaron como si fuera luna llena. Su primera parte fue de clínic. Un tren de alta velocidad que, a falta de que se complete la jornada, ya pisa puestos europeos. Un magnífico ejercicio de intensidad, presión y precisión en las combinaciones que desbordó al Getafe, desdibujado, atónito y entregado, tan frío como acostumbra en la peor de sus versiones, la que más detesta Luis García.

A los mandos, una vez más, de Rakitic, uno de los All-Star de la Liga, el Sevilla firmó su mejor partido de la temporada. Detrás, la huella de Emery, que al fin vio reflejado en sus jugadores el ideal de equipo que persigue casi obsesivamente desde que aterrizó por Nervión. Un equipo capaz de producir seis oportunidades claras de gol en la primera media hora, todas desde diferentes registros. Una con pared dentro del área (Vitolo, fuera), otra en estrategia (Fazio, fuera), una más al contragolpe (Gameiro al palo). Así, hasta el primer gol de Vitolo, jugador muy a tener en cuenta, que fue recibido en medio del entusiasmo de una afición que casi había olvidado esos ratos de fútbol.

Es el Sevilla un equipo temible en la estrategia (da gusto ver la variedad que exhibe) y que encuentra una mezcla perfecta entre los pases milimétricos de Reyes y Rakitic y la velocidad en carrera larga de Vitolo, Gameiro, al que sólo le falta la precisión, y Bacca, que sí es matador. El colombiano marcó su noveno gol en la primera vuelta, registro que no alcanzaba un debutante desde Mateos (temporada 1961-62).

De camino al vestuario al final de la primera parte, Luis García le hizo un reproche a Ayza: “Te has comido la segunda de Rakitic”. Y es posible. El croata vio una rigurosa primera amarilla pero luego arriesgó en dos o tres jugadas. Es la única excusa que pudo esgrimir un equipo menor, con el único argumento de los tiros de Pedro León y que fue arrollado por un tsunami que luego se gustó en la segunda parte. Al Sevilla no le faltó ni un detalle en su show. Beto hizo su parada para dedicársela al fallecido Eusebio, reapareció Marko Marin en medio de la euforia general y Rakitic, oscuro objeto de deseo de media Europa, redondeó su actuación con un gol de categoría que le confirma como uno de los jugadores de la primera vuelta del campeonato. Si no fue un espejismo, si el flojísimo rival no ayudó tanto a desfigurar la realidad, el Sevilla empieza a parecer un equipo temible.

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