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Esteban Luis Andaluz

"Aquel Atlético vivía sólo para hacerle la pascua al Madrid"

Esteban Luis Andaluz (83 años), será pronto socio nº 74 del Real Madrid y se podría llenar un periódico entero con las historias que cuenta, no sólo del Real Madrid y del Atlético.

Esteban Luis Andaluz.

¿Cuándo se hizo socio?

Me hizo mi padre en mayo del 40. Era la primera Liga tras la Guerra. Yo tenía seis años cuando estalló. En esos tres años fui un chorizo (risas). Y se lo explico: vivía enfrente de la Iglesia de la Paloma, y los milicianos la habían vaciado y la tenían para víveres. Y me esperaba en el portal y aprovechaba que no había nadie para robar dos cantos de pan o unas lentejas. No había qué comer.

¿Cómo era aquel Madrid?

Bien distinto. Yo iba de chaval al Chamartín viejo y los veía de cerca. Y lo mismo pasaba con los del Atlético Aviación. Los jugadores querían ir allí porque les liberaban del servicio militar. Y era el rival de verdad del Madrid. El Barça pintaba poco.

¿Cómo vivían los derbis?

Mejor que ahora. Los jugadores del Atleti solían vivir en pensiones en Argüelles porque jugaban en Cuatro Caminos. Y los veías y alternabas con ellos y con los jugadores del Madrid. Muchos eran vecinos entre ellos. Era otra cosa, no la animadversión de ahora.

¿Cómo vivió las derrotas de 1960 y 1961?

Pues mal, porque el Atlético vivía casi para hacernos la pascua.

¿Cómo cambió Santiago Bernabéu al Madrid?

Le conocí bien porque iba a comer a una de las primeras peñas, la Mariano, en Mesón de Paredes. Era increíble, de esos talentos castellanos. ¿Sabe la gente mayor de los pueblos que se sientan a tomar el sol? ¿Y que tienen tiempo para pensar? Así era él. Reposado. Y pensaba las cosas tan bien Hizo el Bernabéu, compró la zona de la Ciudad Deportiva. Fue el pionero de todos los clubes de Europa.

¿Quién era su ídolo de pequeño?

Después de la Guerra estaba Alonso, un interior derecho fabuloso, Aguinaga, Pruden, Quincoces, un defensa muy bueno. Y había otro defensa que me encantaba, Corona. Se jugaba con dos atrás. Clemente y Corona. Y éste, que era bajito al estilo Puskas, tiraba los penaltis con la peculiaridad de que no se molestaba en colocar la pelota en el punto exacto. Llegaba andado y hacía ¡Pum! Y si hacía falta metía hasta al portero para adentro.