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Rayo Vallecano 3 - Levante 0

El Rayo obtiene su merecido premio con dos joyas

Los de Paco Jeméz dieron la cara desde el principio y obtuvieron su beneficio con dos obras de arte de Nacho y Piti que le dejan a dos puntos de Europa. Vázquez hizo el tercero.

El defensa del Rayo Vallecano Nacho Martínez celebra el primer gol de su equipo ante el Levante, de la decimoséptima jornada de liga en Primera División.
El defensa del Rayo Vallecano Nacho Martínez celebra el primer gol de su equipo ante el Levante, de la decimoséptima jornada de liga en Primera División. Kiko HuescaEFE

Rayo y Levante llegaban al partido de Vallecas con el ánimo rozando el techo por sus victorias en Valencia y Zaragoza. Pero sólo el conjunto vallecano hizo méritos para llevarse los tres puntos e irse a comer el turrón sin preocupaciones, tomando las riendas del partido desde que Teixeira Vitienes II sopló su silbato. Curioso que fuera así, ya que el Levante se jugaba dormir en zona Champions, pero su pasividad por no querer el balón le condenó, y cuando quiso levantarse dando un manotazo al despertador, se encontró con dos joyas de Nacho y Piti a las que no pudieron hacer frente. Como premio, el Rayo puede soñar despierto con meterse en Europa.

Tras un inicio lleno de imprecisiones, con ambiente de fondo con cánticos contra Martín Presa desde la grada, el Rayo tomó la iniciativa del partido más por ganas que por calidad. Los de Jémez intentaron hacer daño al Levante por las bandas, sobre todo incidiendo con Lass en la derecha, pero siempre se daban de bruces con la experimentada y contundente defensa levantinista. Al menos, los locales intentaban algo, porque los de JIM sólo tenían un recurso: Martins. Como es habitual, en cuanto los granota recuperaban el balón, siempre tenían como destino al nigeriano.

A pesar de que el esférico estaba pintado con una franja roja, el Levante se encontraba muy cómodo sin él. Los minutos pasaban y las ocasiones claras seguían sin llegar, sólo un par de faltas con veneno de Barkero y un más que posible penalti por un empujón descarado y evitable de Diop a Leo eran las únicas pinceladas en un partido sin colorido. El Rayo intentaba dar algún zarpazo con disparos lejanos, pero eran totalmente inofensivos para Munúa, mientras, el Levante se dedicaba a achicar balones. Toda la emoción del primer tiempo se aglutinó al filo del descanso con dos acciones peligrosas de Diop y un disparo amenazante de Baptistao.

Tras un final de los primeros 45 minutos que rompieron con el ritmo anestesiante de todo el partido, el Rayo salió de la caseta con una marcha más, pero seguía sin encontrar un orificio en el muro de hormigón del Levante por el que entrar. Las constantes interrupciones volvieron a imponer un ritmo lento al encuentro, hasta que en esas, el balón llegó a Nacho, que se sacó una obra de arte con su zurda desde fuera del área para, asociado con el palo izquierdo de la meta de Munúa, dar un gol más que merecido a los locales.

Sin darle tiempo a quitarse el susto al Levante, Trashorras intentó poner el segundo adorno de Navidad en Vallecas, pero su disparo se le marchó fuera por poco. El Rayo se estaba subiendo a las barbas del Levante y Ballesteros, sacando su lado más oscuro que tan habitualmente vemos, frenó ese ímpetu en seco propinando un codazo a Lass cuando disputaban por un balón, que obligó al guineano a marcharse a la caseta antes de tiempo como si acabará de recibir el directo que acabó en KO de Márquez a Pacquiao.

JIM movió fichas sacando a El Zhar y a Ángel, dando al Levante el impulso que no había sido capaz de encontrar hasta entonces. Pero de poco sirvió, porque llegaría el segundo momento del partido para enmarcar: una falta magistral de Piti, no precisamente cerca de la portería rival, que se coló por la misma escuadra derecha. Un golpeo exquisito digno de los mejores lanzadores de falta. A partir de ahí, quedaban diez minutos para el final, pero en ese momento se apagaron todas luces para el Levante. Incluso a oscuras, llegó el tercero del Rayo, de Vázquez aprovechando un rechace a puerta vacía. Culminación perfecta para disfrutar de unas merecidas vacaciones.