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Borussia 2 - Real Madrid 1 | La contracrónica

Maldita maldición...

No hay manera de cambiar el curso de la historia cuando se trata de hablar de un triunfo madridista en 'Territorio Merkel'. El Borussia engordó esa estadística negra que para los blancos empieza a ser sonrojante. Este grupo va en serio...

Sergio Ramos.

Siempre Alemania. Les confieso que empiezo a estar hasta el gorro de la maldición alemana. Ya son cuatro décadas sufriendo un guión que resulta desesperante. El Madrid siempre sale allí con una buena propuesta de juego, a veces hasta domina la escena y encuentra caminos hacia la portería enemiga. Pero ellos, muy alemanes en el aspecto y en las formas, te responden con un mazo que te deja la cabeza como un bombo tras cada embestida. Los arreones del Borussia eran como la primera ola del tsunami asiático de 2004. Bestial. Sólo un Casillas inspirado mantenía a su equipo agarrado a la palmera de la esperanza, derrumbada de mala manera tras una pepada de Pepe, que es humano y también falla pese a su hiperactividad para apagar fuegos en defensa. La gradona del Muro Amarillo se comía la escena, pero el Madrid de Mourinho jamás se rinde. Ni con el contratiempo de Khedira. Lo intentó una y otra vez, pero su pegada fue de mosquito ante un rival que parecía Foreman...

Özil & Cristiano. Esta sociedad diabólica ya silenció el Camp Nou hace tres semanas. Özil, inspirado ante la cercanía de su familia asentada en Gelsenkirchen, sacó su compás mágico para dibujar un pase perfecto hacia La Máquina. Allí apareció el coloso. Por primera y única vez en todo el partido. Pero suficiente para justificar su precio de beluga. Vaselina de Cristiano sobre el portero del Borussia y gol que activó el teléfono de la esperanza. 1-1, tablas, el rugido de la grada con sordina y una ventana abierta hacia el quimérico y utópico final de la maldita maldición...

Cristiano 16, Messi 15. El gol del portugués (162 en 156 partidos como madridista) le pone por delante de Messi en la cuenta de ambos en lo que va de temporada, con el pulso del Balón de Oro de fondo. Pero el crack no es amigo de consolarse con conquistas individuales. Su gol debió valer para mucho más. Y lo triste es que sólo maquilló un resultado más honroso en una batalla intensa, apasionante por momentos y muy limpia. Ida y vuelta, llegadas locas de Di María por la derecha y estériles de Essien por la izquierda. Xabi Alonso robando sus balones y también los que no capturaban los pulmones de Playmobil de Modric. Özil, con su lámpara maravillosa, se fue apagando como la vela en la tormenta y ahí surgieron de nuevo esos gigantes germanos (¡y polacos, ese Lewandowski es una fiera!) que parecían dragones de mil cabezas. Por alto, como siempre, empezaron a comernos la tostada. Y por ahí llegó el 2-1 del descabello. Schmelzer, el puntillero. Quedaba media hora, pero algo me decía que tampoco era la noche para cambiar la historia negra de los blancos...

Ojo al 'Churu'. Así es como apodan al mejor defensa de Europa, Sergio Ramos. De lateral derecho le veo como el Conde de Montecristo en su destierro. Sin tanta chispa, con menos firmeza en sus decisiones y sin la contundencia y calidad que posee como central. Tengo la sensación de que los dos goles encajados no habrían llegado con la dupla Pepe-Ramos. Varane llegará y tiene tablas, pero no le veo asentado aún para las noches de tanta enjundia. Que vuelva pronto Arbeloa...

Bernabéu al rescate. La afición, una vez más, será determinante para que el Madrid recupere su jerarquía y liderazgo en Europa. El 6 de noviembre, se le gana aquí al Borussia y todos a dormir de nuevo como líderes de grupo. Me lo recuerdan los amigos de mi peña en Alameda de Osuna, que anoche estrenaron sede en el Bar El Castaño. Lo seguro es que ninguno de ellos quiere volver a oír hablar de la maldición alemana. Múnich, Dortmund... ¡Anoche sólo nos hubiera salvado Portillo!