Real Madrid | EL ÉXITO DEL GHANÉS EN EL CHELSEA Y SU LLEGADA AL BERNABÉU

Essien le dio al Chelsea su potencia descomunal

La negativa de Gerrard al Chelsea le abrió Stamford Bridge al ghanés, que estuvo cerca del Real Madrid en 2005. Mou hizo que Abramovich se rascase el bolsillo, en Londres se convirtió en tótem de la afición 'blue' y ganó premios como el Balón de Oro Africano.

Tras dos meses de negociaciones, Michael Essien se decidió por el Chelsea. Fue clave la renuncia de Gerrard al propio Chelsea tras la final de la Champions de 2005. Esta negativa le abrió las puertas al ghanés. 38 millones pagó el club de Abramovich al Lyon, aunque en un primer momento el traspaso pasó inadvertido en Inglaterra. Grandes desconocedores del fútbol francés, en The Guardian, por ejemplo, tuvo mucho más eco el fichaje de Nakata por el Bolton... Sí hablaron de él Ferguson, Wenger y, por supuesto Mourinho, que le recibió con los brazos abiertos.

En sus declaraciones previas, Essien aseguró ser un apasionado del fútbol inglés y reconoció haber estado muy cerca del Madrid. La plaza de extracomunitario se lo impidió y por eso llegó a un Chelsea cuyo esquema 4-3-3 le beneficiaba. Dos extremos entre Duff, Wright-Phillips y Robben, Drogba arriba y Essien en el mediocampo junto a Lampard y Makelele. Justo el mismo esquema con el que brilló en el Lyon con Diarra y Edmilson a su lado.

Su "trataré de ser una mezcla entre Makelele y Lampard" lo empezó a demostrar cuando, en agosto de 2005, entró por Gudjohnsen ante el Arsenal en la segunda parte. Ahí empezó su trayectoria en el Chelsea. Brilló rápido, aunque una tremenda patada a Hamann (Liverpool) le costó sus primeras críticas en Inglaterra y una sanción. El título de aquella Liga le permitió encadenar su tercera seguida, y sus actuaciones le dieron el Balón de Oro Africano en 2006.

Ídolo.

Instalado ya en el equipo y antes de firmar por cinco años más en 2008, Essien fue votado por la afición del Chelsea como su jugador preferido de 2007, sobre todo al marcar tantos muy recordados: uno al Arsenal, elegido gol del año; otro, decisivo, aquel en Mestalla ante el Valencia, en una arrancada por la derecha en el último suspiro. Y todo después de una lesión de rodilla que le apartó varias semanas.

Un año más tarde, otra lesión le apartaría muchos meses. Se rompió el cruzado anterior con Ghana ante Libia en septiembre y no reapareció hasta marzo. Fueron los últimos meses de una temporada que pudo culminar mejor, pero Iniesta se interpuso entre el Chelsea y la final de la Champions. Antes había hecho un golazo al Barça que le define: llegada con potencia cerca del área y disparo inapelable. Pero lo cierto es que desde aquella lesión, Essien sólo pudo tener continuidad en la temporada 2010-11, la última donde brilló.

Selección.

Ausente del Mundial 2010 con Ghana, indiscutible en la derecha en el 4-3-3 o 4-3-2-1 junto a Lampard y Mikel en el medio, al final de esa temporada anunció su retirada de la selección. Atrás quedaron los torneos juveniles, el Mundial 2006 y su elección en el once ideal de la Copa de África de 2008. Su etapa reciente ha estado marcada por otra lesión. La rodilla le tuvo ausente hasta enero, e incluso desde su regreso en un partido ante el Sunderland sólo participó en un puñado de encuentros decisivos, el más importante ante el Nápoles en la vuelta de octavos de la Champions.

Su llegada al Madrid sorprendió a todos menos a Mourinho, el técnico que le firmó para el Chelsea. Y desde el primer momento, Essien dejó clara su dependencia ante él y su disciplina táctica. Eso y su potencia descomunal, sus dos principales señas de identidad.

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