Alcácer pide sitio en Valencia con dos goles en Jakarta

Partido como la vestimenta del Valencia. De blanco y negro. De los de antaño. Fácil, muy fácil se lo ha puesto la selección de Indonesia a los de Pellegrino. Se entiende que ocupen el puesto 153 en el ránking FIFA. ¡A qué jugarán los del 200 para abajo! Amistoso perfecto para los intereses de la entidad de Mestalla, los comerciales principalmente, porque un equipo deja siempre algo más de huella en tierras asiáticas si gana por goleada como ha sido el caso. Y partido bien aprovechado por Paco Alcácer, un jugador cuyo futuro para este curso está por decidir.

Piatti, Alcácer (2), Ricardo Costa y Pablo Hernández han dado el triunfo a los de Pellegrino. A los cuatro minutos Piatti superó al meta Nugroho con un disparo raso tras centro de Mathieu. Ocho después Alcácer le batía con un sutil golpeo de primeras tras asistencia entre líneas de Gago al desmarque del canterano. Cerraba la cuenta en lo que a la primera parte se refiere Ricardo Costa con un remate de cabeza tras centro de Jonas Gonçalves.

Tras el descanso han continuado cayendo goles a favor che. Pablo Hernández, de jugada personal, anotaba el cuarto. Pero el hombre gol del partido tenía nombre y apellido: Paco Alcácer. Del canterano fue también el quinto. Sabe que el Valencia busca delantero y que su futuro a corto plazo deambula entre quedarse a pelear con Soldado, Jonas y el que está por llegar o marcharse cedido a un equipo que le asegure minutos en la élite. Pero él sólo piensa en el hoy y en ganarse a Pellegrino. Y lo suyo es el gol y es lo que ha demostrado en la noche de Jakarta.

Pellegrino, más allá del resultado, ha aprovechado la velada indonesia para probar a Andrés Guardado como lateral izquierdo. Contratiempo inesperado el fichaje fallido de Didac Vila y hasta que el club ché encuentre un jugador que compita con Mathieu, el técnico hace pruebas como la del mexicano por si acaso y para evitar después jugar con la improvisación.

En definitiva, el Valencia ha vencido por cero a cinco y no han sido más a su favor porque el seleccionador indonesio ha cortado la sangría de la única forma que podía, pasándose los últimos 25 minutos de partido haciendo un cambio cada dos minutos más o menos y parando el juego.