Simon Kuper
"El Madrid es como el Prado y el Barcelona, la bandera de Cataluña"
Este columnista del 'Financial Times' emprendió un viaje futbolístico en 1991 con visión antropológica y política. En Inglaterra, Simon Kuper tiene el mismo rango que Hornby.
¿Qué le impulsó a emprender una odisea futbolística a través de 22 países?
Tenía un contrato para publicar y 3.500 libras en el bolsillo. Metí una Olivetti en una mochila y me marché con la excusa de hablar de fútbol con 22 años.
¿Algún plan de viaje?
Comencé por Europa, aprovechando el interrail. Luego visité a unos familiares en Sudáfrica, crucé a Sudamérica...
¿Qué le llevó a escribir 'Fútbol contra el enemigo'?
Llegaba al país de turno y trataba de observar la relación entre el fútbol y la política. En Argentina me dijeron: "Acá es lo mismo". Entrevisté a un general, a una de las Madres de la Plaza de Mayo... En Brasil no había tanta conexión, aunque los dictadores intentaron utilizar los triunfos en los mundiales para estabilizar sus regímenes. Y en Europa me preguntaban: "¿Y qué relación tiene?".
¿Qué experiencia obtuvo en África? Porque los inicios de los 90 fueron cruentos allí.
Nací en Uganda y he pasado vacaciones en África, pero el clima era difícil por culpa de las dictaduras. Además tenía 22 años. Hubo días buenos, como cuando encontré a Milla y le entrevisté. Y malos, como cuando atravesé Buenos Aires sin plata y tomar tres colectivos para hacer una entrevista que finalmente no salió.
¿Era más político el fútbol de antes o este tan globalizado en el que estornuda Mendes y se resfrían en Suiza?
Era más político hace 40 años porque los nacionalismos eran más fuertes. Ahora el Mundial es un Carnaval. Hace 20 años un Francia-Alemania o un Alemania-Holanda eran partidos envueltos en un clima prebélico. Hoy en España existen unos sentimientos vascos o catalanes, pero son más débiles. Por eso es posible que España gane un Mundial y en Bilbao y Barcelona salga gente a la calle a celebrarlo.
¿Ha cambiado el rasgo político del fútbol por uno más mercantilista y económico?
No creo que el componente económico supla al político. El fútbol significa otra cosa por más que la Coca-Cola intente utilizar los sentimientos de los aficionados. Diferente son los jugadores, profesionales y no piensan como aficionados. Torres era hincha del Atlético, pero al irse al Liverpool pensó como profesional. O McManaman, hincha del Everton que hizo carrera en el Liverpool.
Durante esta serie de entrevistas muchos denuncian el abandono del hincha.
El hincha siempre será el corazón del fútbol. Sea de donde sea. Cuando me entrevisté con Fontanarrosa me dijo que había leído Fiebre en la gradas, de Hornby, y que el libro no hablaba del Arsenal, que lo hacía de Rosario Central.
¿Cómo explica el grado de identificación de esos hinchas que han llegado con la globalización del fútbol?
En África hay mucha gente cuya única manera de sentirse parte del primer mundo es por su filiación futbolística.
Hablaba de Hornby. ¿Su libro fue el Big Bang literario-futbolístico en Inglaterra?
Si Nick Hornby fue Jesucristo en la literatura futbolística inglesa con Fiebre en las gradas, Pete Davies fue San Juan con All Played Out. Este libro llegó en los 90 y en el 91 yo negocié con cinco editoriales. Su éxito abrió las puertas a muchos, incluido Nick y a mí.
¿Cómo explica que hasta entonces el fútbol no tuviera hueco en la literatura inglesa?
En todos los países existía una clase alta y una baja. No se literalizaba ni se culturizaban costumbres o hábitos de la clase baja. En EE UU se abrió una vía con el béisbol y con gente como Mailer, Liebling o Hemingway escribiendo de boxeo. En Inglaterra había literatura de cricket, deporte de la clase alta, pero no de fútbol. Pero llegaron los años 60 y Leonard Bernstein pronunció su alegato sobre la música de los Beatles como cultura de primer nivel. Fue un punto de inflexión.
En España acaba de arrancar la apuesta de las editoriales por la literatura futbolística.
España era un país más pobre que presentaba una clase alta culturizada que leía e iba a la Ópera... Pero los últimos 30 años la sociedad española ha tenido acceso a la Universidad y se ha culturizado. Aquí tenéis una cultura futbolística más arraigada a la nación, a la cultura regional, el estrato social, la religión... En Inglaterra ser del Arsenal o del Tottenham no conlleva especificidad social o política. En España hay un equipo obrero como el Rayo, orgullo de un barrio. Allí la mayoría de los clubes son de clase media, porque los estadios se llenan de gente de clase media. Aquí hay mucho por escribir.
Hablemos de fútbol. Como inglés, aunque haya nacido en Uganda y viva en París, ¿puede explicar la crisis de su fútbol?
Lo normal, por tamaño y competitividad de sus clubes, es que Inglaterra esté en el puesto 8 o 10 del ránking FIFA. Y ahí está. Se cuestionó mucho la llegada de Capello, es el seleccionador inglés con mejor porcentaje de victorias de la historia.
¿A qué achaca su nómina de fracasos en grandes citas?
La suerte es importante, pero el problema en Inglaterra es que los jugadores llegan cansados a las grandes competiciones. Aquí Real Madrid y Barcelona juegan 25 partidos... asequibles, digamos. Además es un juego más técnico, menos físico, con menos desgaste. En Inglaterra Rooney juega seguro si no está lesionado. Y lo paga.
Si Inglaterra debería ser octavo, ¿cómo explica el dominio de un país como España?
Para esto, si me permite, me apoyaré en la historia. El cambio del fútbol español se produce en los 70. España era un país hermético, cerrado a la influencia exterior por el franquismo. Pero luego se abre, especialmente en el fútbol. Llega Cruyff al Barcelona y propone un estilo de juego que solidifica en su etapa como entrenador en los años 80.
Y ese estilo lidera el mundo.
Cuarenta años después de la aparición de Cruyff en Granada se ha desarrollado un estilo holandés-español que domina el fútbol. De hecho, la final del Mundial midió a dos selecciones que beben en la misma fuente: el Barcelona y el Ajax, que viene a ser lo mismo.
Analicemos la acera de enfrente: el Real Madrid.
El Madrid compra a los mejores jugadores y los pone a las órdenes de técnicos como Mourinho, técnico de fuertes convicciones que impone su estilo. Pero eso genera una duda: ¿merece la pena comprar a Özil o Cristiano para obligarles a jugar de una manera predeterminada por Mourinho?
Se hablaba de que Mourinho podía regresar al Chelsea.
En el Real Madrid tiene más opciones de ganar al Barcelona que en un Chelsea viejo en el que no se sabe si Abramovich desembolsará más dinero. Sin embargo, el Real Madrid es un sitio muy difícil para trabajar.
¿A qué se refiere?
Hay demasiados centros de poder. Florentino Pérez, Mourinho, el vestuario, antes Valdano, la Prensa... Florentino tiene el poder, pero no puede hacer lo que le venga en gana. A Obama le pasa lo mismo. No pueden actuar como dictadores.
Bueno, Valdano ya no está.
Entrevisté hace 15 meses a Jorge y me dijo: "El Real Madrid sólo tiene un problema, el Barcelona, el mejor equipo de la historia". Sin ellos, hablaríamos de un Madrid legendario.
En 'Soccer Economics', el libro que escribió junto a Stefan Szymanski elaboran un ránking de técnicos en el que Mourinho sale bien parado.
Mourinho es increíblemente exitoso. En el ránking, Mourinho estaba muy arriba, por detrás de Ferguson y cerca de Brian Clough. Controla muchas variables y eso puede ser la clave de su éxito.
Hablando de Clough. Curiosa su explicación del fenómeno del Nottingham Forest.
Hay entrenadores que quieren soldados, como Passarella o Clemente. Mourinho es un poco más sutil. Otros apuestan por sacar el máximo rendimiento a jugadores especiales como Romario o Ronaldinho. Hiddink es un ejemplo. Y Brian Clough el mejor de esta segunda escuela. Fichaba jugadores con problemas. Alcohol, juego... Iba a su casa, les convencía y estaba muy encima de ellos. El denominador común era que todos tenían talento. Y al final, fichando alcohólicos y ludópatas conformó un equipo campeón de Europa.
Sigue pensando que holandeses y brasileños son jugadores sobrevalorados.
Absolutamente.
Como columnista de 'Financial Times', ¿qué opina del modelo de Florentino?
El potencial mediático es menor importante de lo que él piensa. Real Madrid no es una compañía, debe ganar títulos, no euros. El Real Madrid, como El Prado, permanecerá abierto más allá de su deuda.
Si el Real Madrid es el Prado, ¿qué es el Barcelona?
La bandera de Cataluña.
¿Qué le evoca la frase "el fútbol es una religión"?
La religión es menos importante que hace 50 años y cuando la gente emigra, ya no va a la iglesia buscando una identificación. La busca en el fútbol.
¿Pertenencia?
Hoy tenemos responsabilidades, estrés... Y ser de un club, emocionalmente no te exige responsabilidad. Se habla de sufrir, pero incluso ver perder a tu equipo junto a tu gente te genera placer por el grado de pertenencia e identificación.
Una última, ¿qué opina de la importancia del resultado?
El resultado es mucho menos importante de lo que pensamos. Si no, ¿por qué se abonan 50.000 béticos al inicio de cada temporada aún sabiendo que no ganarán la Liga?
Un placer, Simon.
Nos vemos por alguna carretera de Polonia este verano.