Özil y los zapatos de un genio

La conexión 'amarilla' cuaja en Sudamérica

El Villarreal necesitaba reforzarse y desempolvó enseguida sus archivos sudamericanos. No falla. El conjunto amarillo ha protagonizado una curiosa pugna en los últimos años con el Udinese por controlar a los mejores talentos de aquel continente. Saben que son jugadores que funcionan en Europa y pagan por ellos un dinero que los clubes grandes cuidan más. El último en llegar ha sido Martinuccio, que ayer se estrenó en el Pizjuán. El argentino se trata de algo más que un fichaje. Es dar continuidad a la lista de los Palermo, Cagna, Riquelme, Schelotto, Coloccini, Sorín, Arruabarrena, Gonzalo, Marco Ruben, Musacchio... La estrategia sudamericana siempre le funciona. Vaya que sí.

Coutinho y el inicio en el fútbol sala

Coutinho se estrenó con la camiseta del Espanyol en San Mamés. Y lo hizo bien. No es fácil para un futbolista tan joven y con tanta proyección dejar un club como el Inter para buscar una cesión en el extranjero. Él lo ha afrontado con la ilusión y la humildad del primer día. Y con la calidad que siempre atesoró. El brasileño comenzó jugando al fútbol sala a los 3 años. Son muchos los futbolistas de aquel país que inician su carrera en una pista y no sobre césped. La enorme afición por este deporte en Brasil perfila jugadores técnicamente muy precisos, aunque convalidar unas y otras características de juego suele ser complejo. No para Coutinho. No para el nuevo perico.

Camino de espinas para el rápido Tello

El culé Cristian Tello volvió a dejar buenas sensaciones con la camiseta blaugrana. Al igual que ocurre con Cuenca, su camino hacia los flashes del Camp Nou no ha sido el más directo posible. En las canteras de los grandes clubes existen jugadores franquicia que despuntan desde jóvenes y prácticamente encuentran un camino de pétalos hasta el primer equipo. Otros no. Como Tello, que siendo juvenil se tuvo que marchar cedido y posteriormente con la carta de libertad. El Barça no contó con él entonces. Las puertas del primer equipo se le cerraron. Pero tras firmar por el Espanyol y recobrar allí su mejor fútbol regresó a Can Barça con más ganas y rapidez que nunca. Aquellos que le invitaron a irse agachan ahora las orejas. Tello está de vuelta. De vuelta para quedarse.

Luz Pereira, Dirceu, Leivinha, Donato...

Los jugadores brasileños siempre han tenido un peso considerable en la historia del Atlético. Es fácil recordar nombres importantes como Ramiro, Vavá, Leivinha, Luiz Pereira, Dirceu, Alemao, Baltazar, Donato e incluso Juninho. Aquellos que en otros clubes tenían problemas de adaptación y añoranza por su tierra, eran felices en el club del Manzanares. Curioso. Una conexión que se había apagado últimamente y que vuelve a parpadear ahora con Diego. El paulista sonríe y hace sonreír al Calderón. No tanto ayer, frente a un conjunto rocoso y bien ordenado como el Valencia. Y no tanto a veces con Simeone, que le exige igual trabajo defensivo que ofensivo cuando su ADN se caracteriza por lo segundo. Es el proceso de aclimatación al nuevo técnico y a su nuevo club, en el que poco a poco va encajando como muchos otros hicieron antiguamente. De sus brotes de calidad se aprovecha el equipo y con él regresa un mito, el del jugador brasileño y colchonero. Sí, la torcida atlética sentía saudade.

El futbolista tardío ya se acomoda en el Rayo

Debutó Diego Costa en el Rayo Vallecano y lo hizo marcando. Es curiosa la trayectoria futbolística del brasileño. Siempre parece llegar tarde. Siempre. De hecho, no comenzó a jugar al fútbol federado hasta los 16 años y esa tardanza la ha ido arrastrando a lo largo de su carrera. Sufrió episodios allá donde estuvo. Llegó con retraso de unas vacaciones navideñas y sin dar señales de vida cuando estuvo en el Atlético. Es más, sus temporadas casi siempre arrancaron iniciado el curso, normalmente en equipos cedidos. Como en esta ocasión en el Rayo. Llega enero y surge Diego Costa. Es inexorable. El jugador tardío ha llegado. Y se estrena con goles.

Mario: suplente y a la vez titular

Los porteros suplentes esperan con paciencia oportunidades como la que tuvo el racinguista Mario ante el Levante. En cuatro temporadas en la primera plantilla racinguista sólo había jugado en la última jornada del pasado año. Y con buenas maneras. Pero estar a la sombra de un guardameta de la clase de Toño es complicado y Mario ha ido aprendiendo de él en todos y cada uno de los entrenamientos. Hasta que le llegó la ocasión de defender la portería el sábado en Valencia y cumplió con creces. Meterse en la mente de un portero suplente es complicado. Nunca juegas. Nunca compites. Y siempre debes estar preparado. Mario lo estuvo. Bien por él.

Iñaki Tejada y el lugar que ocupan los padres

Debutó en el banquillo del Molinón Iñaki Tejada y eso de por sí es suficientemente noticiable. Ya no se recuerda un Sporting sin Manolo Preciado. No hay referencias palpables de este club sin el anterior técnico. Es duro decirlo, pero sin él se ha perdido mucho más que a un entrenador. Se ha perdido casi a un padre. Con su proteccionismo. Con sus cosas. Hay pocas obras con mayor peso de su autor que este Sporting. Es el Sporting de Preciado. Todo el mundo lo reconoce así. Pero la vida no espera a nadie. Ni a los más clásicos. Así que algún día tenía que aparecer su sucesor y ese lugar pertenece ahora a Iñaki Tejada. Trago difícil para un técnico que comenzó con empate. Trago muy complicado.

El personaje: Özil

El Madrid sigue cabalgando a lomos de Özil. También en Getafe. No es de extrañar, pues el alemán destila magia en cada una de sus acciones. Este particular cambio de estilo de Mourinho cuenta con Mesut como líder destacado. Se nota. Es un hecho. Y es que da la sensación de que a Özil le rodea el aura de los grandes genios, únicos pero también extravagantes por partes iguales. Él apenas habla castellano. Es tímido. Se mantiene reservado. Incluso cuenta con una habitación exclusivamente para los zapatos en su casa. Una rareza. Manías que persiguieron a grandes maestros en su materia, de Einstein a Mozart, de Van Gogh a Kant. Su talento era diferente. El de Özil, también.