El carrusel

EL PERSONAJE: Iniesta y la gravedad del astronauta

Iniesta se rige por una Ley de la Gravedad distinta a la del resto. Lo demostró una vez más en el Bernabéu. Él no corre; flota. No regatea; danza. No salta; levita. Verle jugar es comprobar que en el fútbol hay dos velocidades, la suya y la de los demás. Iniesta es la pausa en plena estampida, el canturrear de los pájaros en medio de la tormenta. Por eso el manchego reinó en el Clásico como si de un astronauta pisando la Luna se tratase. Su ritmo se impuso con música de violines de fondo, no podía ser de otra manera. Esa celestial forma de gobernar estos encuentros es proporcional a la sencillez de sus principios. Iniesta sólo hay uno. Y su aura es diferente.

OTRO LATERAL ZURDO MÁS PARA LA LISTA

Bielsa intenta consolidar el lateral izquierdo del Athletic confiando nuevamente en Aurtenetxe, lejos de las alineaciones a principio de temporada y con quien mantiene una curiosa relación de amor-odio. El trabajo diario aporta sus frutos y acarrea minutos para quienes se esfuerzan por ellos. Eso propició el asentamiento del joven cachorro en el once hace ya unas cuantas jornadas y desde entonces se ha mantenido como titular. Un problema menos para el Loco y, de paso, un elemento nuevo en la lista de jóvenes laterales zurdos españoles a seguir: Monreal, José Enrique, Jordi Alba, Dídac, José Ángel, Canella, Luna, Kevin, Planas...

DIEGO LÓPEZ, IRIBAR, YASHIN Y EL NEGRO

Diego López sigue siendo fundamental en el Villarreal por sus paradas. Eso no es noticia. Sí lo es que el gallego haya decidido cambiar su vestimenta últimamente por un uniforme negro. Un portero de negro, como a la vieja usanza, ya casi no se recordaba. Corren tiempos en los que el márketing y las supersticiones han desbordado a las tradiciones. Hay quien teoriza con ello, diciendo incluso que una camiseta viva despista instintivamente al delantero cuando se cruza con ella. No hay nada demostrado. Y por eso Diego López ha vuelto al negro. Como Yashin. Como Iribar. Como aquellos que fueron grandes porteros sin escudarse detrás de una zamarra fucsia o fosforito.

EL FÚTBOL NO ESTÁ ALMARGEN DE LA VIDA

Divinizar el fútbol y los futbolistas es un ejercicio tan frecuente hoy en día que acaba por convertir a los protagonistas de este juego en inabordables y rutilantes estrellas. Un mundo paralelo al real, pensamos. Pero tras esa fachada de lujo y elegancia hay personas, sentimientos, corazones. Corazones que se alegran, que sufren, que ríen, que lloran. El del levantinista Iborra quedó destrozado el viernes cuando su hija Alma murió a los cuatro días de nacer prematuramente. Un golpe duro. Un dolor para el que no existe cura, pues la pequeña Alma jamás podrá irse del recuerdo de sus padres. El único consuelo posible es tratar de salir adelante y buscar de nuevo la felicidad. Por eso Iborra se ofreció a su técnico para jugar al día siguiente de tan trágica noticia. Y por eso compañeros y rivales, directivos y árbitros, aficionados y periodistas aplaudimos su esfuerzo con la sinceridad que sale de lo más profundo de cada uno. Las desgracias afectan a cualquiera. También a los futbolistas. Así que ánimo para Vicente y Arantxa. La vida os debe una...

EL MAESTRO DE ESCUELA NO SIRVE PARA LA UNIVERSIDAD

Al igual que para los clubes es impensable superar ciertos objetivos, los entrenadores también se encuentran en ocasiones ante su límite. Manzano tiene uno que está muy por debajo del del Atlético. Suele pasar. Quien triunfa en entidades de perfil medio fracasa en superiores. Y eso que el jiennense ha ido escalando categorías desde que comenzara a compaginar su oficio de profesor con el banquillo del conjunto amateur de Santisteban del Puerto. Desde entonces salió relativamente bien parado de Toledo, Valladolid, Racing, Rayo o Mallorca. Pero esa era su frontera. Porque cuando ha alcanzado un nivel superior, uno como el Atlético, ha desnudado sus carencias. Los técnicos también chocan con paredes y un maestro de colegio no vale para dar clase en la Universidad. Tampoco el profe Goyo.

HÉROES INESPERADOS EN PARTIDOS LOCOS

El Betis es un club tan peculiar que cualquiera de sus partidos conlleva una historia de fantasía. Ocurrió la semana pasada en la engañosa derrota en Pamplona y el argumento se repitió esta vez ante el Valencia. Fueron cuatro minutos de descuento loco. Una esquizofrenia que se cristalizó en los goles de Rubén Castro y que tuvo como inesperado cabecilla a Juanma, el centrocampista con el que Mel apenas cuenta. Juntando las dos últimas campañas ni siquiera acumula una veintena de partidos, pero el sábado el destino le estaba esperando paciente. Así, sus pases de gol y su revolucionaria entrada salvaron al Betis. Héroe imprevisto. Héroe, en todo caso.

RAYCO Y LA FUNCIÓN DEL FÚTBOL BASE DEL RAYO

El Rayo volvió a perder. Es la cuarta derrota consecutiva y eso sirve para encender unas alarmas que hasta la fecha habían permanecido apagadas. Sandoval hizo debutar en el segundo tiempo a Rayco —del filial— para revertir la mala situación por la que atraviesa el equipo. Curiosamente, pese a los graves problemas económicos de la entidad, sólo hay cuatro canteranos en la primera plantilla franjirroja (Cobeño, Arribas, Míchel y Lass) y eso es poco. Rayco surgió del Madrid y pasó por Villarreal y Oviedo, pero ahora mismo abandera la gran temporada del Rayo B en Segunda B. Quizá esa inercia, esa confianza en la base, es lo que haga falta. Y más si la cantera es fructífera.

UN FUTURO PERIODISTA DIRIGE AL MALLORCA

Villarta de San Juan, Ciudad Real. Pocos de sus 3.061 habitantes serían aficionados del Mallorca si no fuera por Tomás Pina. El mediocentro villartero es la luz que guía al club bermellón y en la actual campaña está cuajando las excelentes sensaciones que ya dejó en su irrupción del pasado año. Ayer, en La Romareda, sucedió de nuevo. El pasado de Pina nos traslada a Madrid en lo futbolístico y en lo humano. Fue jugando hace unos años en el Parla y en el Móstoles donde llamó la atención del Mallorca y, mientras eso se producía, también aprovechó para emprender la carrera de Periodismo. Lo primero es su exitoso presente; lo segundo quizá le asegure un mejor futuro.