El carrusel

EL PERSONAJE: Courtois, el lateral de Limburgo

Courtois fue de los pocos que no protestó a Mateu Lahoz en la jugada que terminó por ser decisiva en el derbi del Bernabéu. El excelente portero belga del Atlético quedó resignado tras derribar a Benzemá siendo el último hombre. A menudo el mundo pasa a tal velocidad entre los ojos que hay que decidir en milésimas de segundo. Él lo hizo y arriesgó. Y esta vez se equivocó. Su ímpetu por tratar de robar un balón imposible se entiende mejor al saber que Courtois comenzó de niño como lateral izquierdo del Genk. Aquello aún se recuerda en Limburgo, su tierra, y esa naturaleza oculta salió a relucir en la jugada del derbi. Era momento de aguantar, no de entrar. Era tiempo para ser portero, no lateral.

ORTÍ Y EL DESAFÍO DE TRIUNFAR EN CASA

Aguirre volvió a contar ante el Sevilla con Jorge Ortí, el joven delantero de 18 años de la cantera del Zaragoza. Internacional en categorías inferiores y subcampeón de Europa Sub-17 en 2010, se trata de una de las promesas en las que más confía la afición. Comenzó a jugar en el Calasanz de Miraflores, pasó por el Hernán Cortés y el Amistad y enseguida llegó al Zaragoza. Sus goles en el juvenil y en el filial son un buen reclamo, así como su filiación y sentimiento hacia la entidad. Y es que es socio del club desde los seis años y vive el escudo con pasión. Igual que en su día Cani, Zapater o Ander Herrera. Ante sí tiene el reto que no cumplió al resto: triunfar en La Romareda y no fuera.

KONÉ: AMBICIÓN EN EL CORAZÓN DE ÀNYAMA

El levantinista Arouna Koné sonríe esta temporada con la misma intensidad con la que lo hacía antes de lesionarse en 2008 siendo jugador del Sevilla. Estas lesiones de gravedad suelen ser la puntilla en la carrera de muchos futbolistas, pero no en la del delantero de Costa de Marfil. Criado en Ànyama, una modesta localidad cercana a la capital marfileña Abidjan, sus inicios en el fútbol fueron en la calle y con muy pocos recursos. Es habitual que, como ocurrió con él, los jugadores africanos sean captados en improvisados partidos callejeros a los que asiste algún ojeador de la ciudad. Ese espíritu de superación es un tesoro. Y perdura con los años. Como Koné.

ROMPER LOS MOLDES EN EL FÚTBOL CON GOLES INVIABLES

Marcar desde 50 metros es una de esas antinaturalidades que de tanto en cuanto nos descubre el fútbol. Como cuando marca un portero. Ni aficionados ni actores están acostumbrados. Pero Íñigo Martínez sí. El realista lo demostró ante el Betis, al igual que hiciera hace unas semanas contra el Athletic. Romper moldes no es fácil. Realizarlo dos veces es directamente una anormalidad. La misma que se le ocurrió a Pelé ante Checoslovaquia en el Mundial del 70 disparando desde su campo y que, pese a no entrar, acabó por convertirse en una acción pionera. Desde entonces Aragón, Nayim, Lasa, Senna, Xabi Alonso, Villa, Rivaldo o Soldado hicieron goles tan lejanos, pero sólo Roger lo había conseguido repetir dos veces en su carrera. Íñigo Martínez le igualó. Y en menos de dos meses. Heroico.

HAY MÉTODO ANTE BARÇA Y MADRID

El Getafe logró una de las mayores gestas de los últimos años al ganar al todopoderoso Barça y dinamitar, quién sabe, la Liga española. El club azulón se ha caracterizado últimamente por tener entrenadores con especial gusto por la posesión de balón: Quique, Schuster, Laudrup, Míchel... La apuesta de Ángel Torres esta temporada ha variado un poco. A Luis García, central en su época de jugador, le gusta que sus equipos estén más arropados, más compactos. Se le ha acusado por ello de falta de iniciativa e ideas ofensivas a lo largo de la temporada, pero ante el Barça su plan defensivo funcionó a las mil maravillas. Y no es la primera vez. El año pasado, siendo entrenador del Levante, ya sorprendió en la Copa al Madrid de Mou y ante el Barça de Pep completó un doblete de altísima exigencia para los tiempos que corren. De hecho, sólo Camacho había sido capaz de ganar hasta ahora a dos equipos de autor como son los actuales Madrid y Barça. Una noche para disfrutar en Getafe. Pero una noche más. Y aún quedan otras 25.

EL FARMACÉUTICO QUE SE CONVIRTIÓ EN GOLEADOR

El de Jonas no es un caso habitual en el fútbol. Su llegada a este mundo fue tardía. Muy tardía. A sus 20 años se trataba de un estudiante de Farmacia más, centrado en su carrera universitaria y futbolista amateur con sus amigos en el tiempo libre. Lo normal. Hasta que un conocido le animó a pasar una prueba con Guaraní. Los dirigentes de aquel club dudaron de alguien que decidiera empezar tan tarde, pero se rindieron enseguida a su capacidad goleadora. Una cualidad que explotó en Gremio y que ahora exhibe en el Valencia, como se encargó de repetir ante el Rayo. O Farmacéutico ha cambiado de rumbo. Recetas por goles. Medicamentos por desmarques. Y aún tiene 27 años.

LA COYUNTURA PROPICIA FICHAJES DE SEGUNDA B

La coyuntura económica ha hecho variar el concepto de fichajes en España. Aquellos que gastaban más de diez millones cada verano han reducido a la mitad sus costes y los que siempre fueron ahorradores han cerrado directamente el grifo. Eso permite un mayor peso de la cantera e incluso que surjan de repente nombres propios que hace unos meses actuaban en Segunda B. El Espanyol utilizó ante Osasuna a dos de ellos. Cristian Gómez y Cristian Alfonso, fichados en verano del Hospitalet para jugar en el filial perico, tuvieron de nuevo minutos con Pochettino. El uno sustituyó al otro en Primera, algo impensable hace medio año en el Hospi. Pero la crisis obliga a ello. Y cada vez más.

MARTINS DISFRUTA ESTAS DOS HORAS

Martins volvió a completar un partido redondo en San Mamés. Ya lo hizo la semana pasada frente al Mallorca antes del famoso paraguazo que interrumpió el encuentro. El portugués se ha hecho con la titularidad en el Granada justo en el momento en que más dificultades personales está pasando. El transplante de médula que requiere su hijo Gustavo, de 3 años, es motivo suficiente como para descentrar a cualquiera. Incluso para llevárselo por delante. Pero, al menos a nivel deportivo, a él le ha servido de acicate. Jugando al fútbol es feliz. Son dos horas para disfrutar, reír, soñar. Para imaginar la recuperación de Gustavo. Y ese motivo es hermoso.