El carrusel

EL PERSONAJE: AGIRRETXE Agirretxe se transforma en 'Imagol'

El fútbol es caprichoso hasta límites insospechados. La Real buscaba delantero este verano. Un Kovacevic. Un Kodro. La marcha de Tamudo dejaba un hueco ahí. Montanier, el nuevo técnico, quería un goleador. No parecía que Imanol Agirretxe fuera el escogido, pues llevaba un par de años seco. Pero su extraordinario trabajo en pretemporada, una vez más, le abrió las puertas de la titularidad. Cumplió en Gijón con dos goles y ante el Barça repitió diana que bien pudo ser doble si Busquets no hubiera metido la mano en la jugada del 2-2. En este arranque de Liga nadie esperaba que los focos se trasladaran a Usurbil. Pero ahí nació Agirretxe. Imanol, para los amigos. Imagol, desde ahora...

IÑIGO PÉREZ, LA PRIMERA SINGULARIDAD DEL 'LOCO'

Una de las primeras cosas que hizo Bielsa al llegar a Bilbao fue dar su lista de transferibles. En ellas figuraba Iñigo Pérez, un interior zurdo sin apenas presencia en el primer equipo y que ha jugado como cedido en Segunda últimamente. Ayer, pocas semanas después de aquello, el técnico chileno se desdijo al situarlo como lateral izquierdo, ni más ni menos. Un experimento que ya había probado en pretemporada y que ayer le explotó en plenas manos. El canterano falló gravemente en el primer tanto del Espanyol al no cerrar su marca y las miradas se volvieron enseguida hacia Bielsa. En el fútbol está todo inventado. Y para un histórico como el Athletic, más.

MARCO RUBEN: EL CAZADOR CAZADO

Es un empedernido aficionado a la caza. Cada vez que puede se escapa para atrapar presas —jabalíes sobre todo—, aunque su verdadera pasión sea la caza menor, la misma que practicaba en su Argentina natal. Marco Ruben conserva ese olfato también sobre el campo. Su gol al Sevilla no pudo servir para ganar, pero demuestra una vez más que el Villarreal no falla cuando pone su mira en el mercado sudamericano. El club castellonense ha poblado su filial de jóvenes llegados de aquel continente y uno de los que lo hizo, hace ya tres campañas, fue Ruben. Ahora, a sus 24 años, está ya en edad de ser decisivo. Como cuando sale de cacería. Igual.

EVITAR LA SIMETRÍA CON TU FIEL PAREJA

Diego y Robinho. Robinho y Diego. La inconfundible pareja con la que el Santos deslumbró en 2002 tenía visos de hacer algo grande. Amigos desde los 10 años en la academia peixe, parecía que los éxitos de uno vendrían íntimamente ligados a los del otro. Pero no ha sido así. Más bien al contrario. Mientras Robinho ha ganado ligas en España e Italia y ha logrado Copas América y Confederaciones con Brasil, Diego se ha ido diluyendo en la Bundesliga y posteriormente en el Calcio. Los Meninos da Vila, como se les conoció en sus inicios, han disuelto su sociedad con el tiempo. Y esa puede ser una buena noticia para Diego. A sus 26 años ha llegado al Atlético dispuesto a reivindicarse. Necesita olvidar lo anterior y emprender un nuevo rumbo. Eso incluye alejarse de una vez de la simetría que siempre se le hizo con Robinho. En Valencia, en su debut como colchonero, dio una primera pincelada de que es posible, aunque le faltaran minutos por delante. Lo que está claro es que hay talento dentro de él. Y muy latente.

FICHAJES QUE NO MEJORAN UN PUESTO PERO SÍ LO REACTIVAN

El Madrid pagó 30 millones en verano al Benfica por Coentrao, un precio considerable tratándose de un teórico lateral izquierdo. Operaciones así suelen conllevar que por quien se abona esa suma deba ser titular, aunque en el caso del portugués no esté siendo así. O no al menos en su puesto natural. Mourinho ha tenido que mostrar sus habilidades tácticas al situar a Coentrao como mediocentro, pero también ha lanzado un aviso a Marcelo, el dueño indiscutible del lateral izquierdo. Ahora hay una competencia, una amenaza, que le persigue y le hace mejorar. El brasileño ya estuvo brillante la campaña anterior y esta ha comenzado con mayores bríos aún. Maravilló en Zaragoza, regresó por fin a su selección y ante el Getafe volvió a retumbar en ataque. Es la ley de causa y efecto.

REUNIONES ARBITRALES DE BAÑADOR Y VERMÚ

Pasa todos los veranos. Los árbitros se reúnen para repasar las cuestiones delicadas que les pueda deparar la temporada, por lo general bastantes. El estímulo es bueno, pero los escenarios turísticos que suelen escoger como sede acaban por pervertir el propósito. Si no es difícil de explicar que Mateu Lahoz no aplicara una de las nuevas consignas a las primeras de cambio. Durante la última reunión se estableció que un jugador verá amarilla cuando intente evitar un gol con la mano y no lo consiga. Bien. Pero la acción de Busquets no es esa, ya que sí evita el tanto y es Griezmann, en la jugada consecutiva, quien marca. En ese caso el infractor debe ver la roja.

A RUTA DEL BETIS SÓLO PUEDE SER LA ALEGRÍA

El Betis regresa a Primera de la mejor manera posible, con dos victorias en dos partidos. Ambas por la mínima, ambas muy trabajadas. Hay buen ambiente entre la afición y también dentro del vestuario, ese escenario sagrado que en los últimos años ha sido excesivamente convulso en Heliópolis. Pepe Mel se ha encargado de relajar el clima desde su llegada el pasado año. Es un tipo peculiar el madrileño, gesticulante y escénico, natural y ocurrente. No lo haría mal en un monólogo de El Club de la Comedia. Con su gracia y sencillez, Mel ha entendido bien lo que es el Betis. El Betis es sonrisa, alegría, felicidad. La suya ha reactivado la del beticismo. Y ya se echaba de menos...

VOLVER AL ÁMBITO DEL QUE NUNCA TE FUISTE

Raúl García regresó ayer a su casa, el Reyno de Navarra. Un retorno especial porque sirvió para rescatar sensaciones y sentimientos olvidados. También una vuelta lógica, si se tiene en cuenta el fuerte vínculo que une al pamplonés con la ciudad y el equipo de su tierra. De hecho, en las cuatro temporadas en las que militó en el Atlético nunca olvidó sus raíces. Es más, viajó a ver a sus familiares y amigos cada vez que pudo y siguió los partidos de Osasuna por televisión casi siempre. Esos 449 kilómetros que le separaban de su hogar eran una distancia que tarde o temprano restablecería. Ayer lo hizo. Y casi participó en la victoria rojilla con un gol. Fue como la vuelta del hijo pródigo.