Liga Adelante | Real Murcia-Celta

Un Celta reciclado mide la vuelta del Rey de Segunda

Pesa la sombra de Trashorras y Michu. Chando, lesionado

José A. Vera
josé a. vera

Sitúense en el arranque de un curso académico. Primer día de clase. Por una puesta llega el 'novato', preparado, con una buena base del año pasado y, sobre todo, superilusionado a pesar de que le falte algo de material con el que hacer más sencilla su tarea. Ganas de empezar, sonriente. Ese es el Real Murcia. El Rey de Segunda, que viene de purgar su mala gestión con un añito en el infierno (tópico muy manido desde que el Atlético pasara por la Segunda División hace una década). Junto al 'novato', el repetidor. Un alumno que rozó el objetivo de cambiar de centro a uno mucho mejor y que a última hora cateó con un injusto 4'9 tras llevar todo el curso más que aprobado y casi celebrando su adiós. Tienen ahí al Celta. De verse en Primera a arrancar otro añito (tras la dramática eliminación en los penaltis del playoff de Granada) en la dura Segunda División.

Para colmo, al Celta le han quitado sus mejores bazas. Ya no están Trashorras ni Michu (ambos volaron a Primera), ni tampoco Falcón o López Garai, otras piezas fundamentales en el conjunto celtiña. Sin ellos, y sólo con los refuerzos del veterano Bermejo e Insa hoy sobre el campo, el rendimiento es toda una incógnita. La afición celeste perdonará lo justo.

Súmenle además que la temperatura no acompaña y que fastidiará más a los gallegos que a los locales, algo más rodados en el asunto. Pero el Murcia también tiene sus carencias. Está a medio construir y encima perdió a última hora a Chando, su máximo goleador en los dos últimos cursos, lo que obliga a Iñaki Alonso a cambiar el sistema táctico a un 4-2-3-1 en el que el gran beneficiado sería el recién llegado Cerrajería. Los fichajes (amén del ya citado chaval del Athletic) Molinero, Oriol y sobre todo Emilio y Sutil deben marcar las diferencias. El resto, Javi Jiménez (parece que arrancará en el banquillo) e Iturra serán también fundamentales aunque quizá deban esperar.

Respeto máximo entre históricos, con el Celta muy presionado por lograr el ascenso tras el nivel mostrado el pasado curso y con un Real Murcia al que muchos rivales ven como un tapado en la lucha por dar el salto a la elite. Quizá sea así, pero esta mañana, en un escenario de Primera, deben demostrarlo. Rueda el balón, arranca, un año más, la Segunda División.

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