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Estados Unidos 0 - España 4 | La contracrónica

La Blanca Mecánica

El Villarreal terminó el partido con mayoría en el campo y hasta Torres acabó con su ceguera ante las redes enemigas. España nos dio un regalo para la vista con un fútbol inmaculado. En Boston se hablará de esto durante mucho tiempo...

Actualizado a
<b>ESPAÑA LLENA ALLÁ DONDE VA. </b>La afición estadounidense abarrotó el Gillette Stadium y el equipo de Del Bosque les premió con una exhibición futbolística.

Fútbol de cátedra. La Universidad de Harvard es de las más prestigiosas de este planeta, por no decir que es la number one. Pues desde ayer me consta que en sus cuidados temarios se incluirá una asignatura conocida como Lección magistral de Fútbol. El catedrático que impartirá las clases es de Salamanca (que también posee una universidad tela de buena) y se llama Vicente del Bosque, que en Boston pasaría a ser Vincent of the Wood. España se acercó por esta parte coqueta de Estados Unidos para dejar claro que su corona mundial, conquistada en Soweto hace 11 meses y seis días, no fue producto de una simple racha de una estupenda generación de jugadores. No. Aquello fue la resultante de poseer desde hace tres maravillosos años la pócima mágica que convierte a nuestros futbolistas en seres superiores con la pelota en los pies. Son fieles a un estilo. Sin Xavi e Iniesta, el tiqui-taca no sufrió ni un rasguño ante los atletas norteamericanos. El capitán Xabi Alonso (dueño y señor de la escena) movió la manija para que el triángulo formado por Cazorla (¡puxa Asturias!), Silva (Arguineguín connection) y Negredo (Vallecas es de Primera) nos deleitase como si la Selección actuase con botas de seda. Qué manera de jugar...

Sin excusas. En otros tiempos no tan pretéritos, los nuestros habrían utilizado el estado del césped como excusa para una mala faena. La pelota botaba como si fuese un balón medicinal en un terreno que parecía embadurnado de pegamento. Pero nadie perdió la calma: Tuya-mía-para ti-toma pared-tacón que te crió-gol a la escuadra. Los americanos miraban como los niños ante los trucos imposibles del Mago Houdini. Hipnotizados.

Sin malos rollos. Que las heridas emocionales de la tormenta de Clásicos están cicatrizadas es algo que se pudo comprobar desde la salida de los nuestros al Gillette Stadium. Abandonaron el rojo fuego habitual por un blanco imperial. Y no vi incómodos a Piqué,

Busquets y Villa. Como decía la publicidad dinámica de los laterales: We are indivisible (Nosotros somos indivisibles). España mostró la mejor imagen posible. Estamos unidos ante Estados Unidos. El fútbol derrota cualquier barrera. Así se enfila el camino para que en la Eurocopa de 2012 (Polonia y Ucrania) y en el Mundial de Brasil (2014) sigamos luciendo la vitola de favoritos. ¿Alguien lo duda?

Afición feliz. Las abarrotadas gradas del Gillette Stadium mostraban nuestra espléndida realidad. Miles de camisetas españolas, además de cientos de zamarras del Madrid, del Barça... ¡Y del Sporting! Vi muchas bufandas que me pusieron la piel de gallina con esta leyenda: '¡Campeones del Mundo!'. Ahora me doy cuenta de lo que conseguimos en Sudáfrica. Somos la referencia, los mejores. Somos el presente y somos el futuro. Felicidades, España.