El carrusel | La Liga al microscopio
La inocencia de quien tiene otros rituales
Hay Liga. Sí, hay Liga. No por el tropiezo del Barça ante un orgulloso Sporting, que también, sino por la gran imagen dada por el Madrid en el campo del Espanyol. El cuadro de Mourinho dejó su mejor versión con un hombre menos desde el 1'. Si mantiene la compostura, está a tiempo de buscarle las cosquillas al Barça.
Cuando los gritos se ahogan en silencio
A la afición del Atlético nadie le hace caso. Es más, se le usa, se juega con ella, se maneja su sentimentalismo. Incluso es protagonista de los más exitosos anuncios del club, desde el por qué somos del Atleti a aquellos dos contendientes que reafirman sus colores colchoneros en pleno campo de batalla. Pero todo es márketing. Nunca la mayoría tuvo menos voz y voto que en el Calderón. Durante años la grada apuntó a jugadores, técnicos, estrellas estrelladas y promesas cohibidas. Ante el Valencia la situación cambió. La culpa de esta crisis, expresó el socio, es de los dueños. Fue un grito común. Un grito que, como siempre, corre el riesgo de ahogarse en el silencio.
Haciéndose hombre a 1.003 km. de casa
El Depor encuentra oxígeno sobre las espaldas de Rubén Pérez. El joven astigitano crece cada día más como mediocentro, curtiéndose ya en Primera y habitual también en la Sub-21. El Atlético decidió cederlo por dos años para que adquiriera empaque y vaya que si lo hace. La confianza que no tuvo en el Calderón se la ha dado Lotina, atrevido siempre con los jóvenes. Frente al Villarreal volvimos a ver la mejor versión del centrocampista: elegante, sencillo, compacto, líder. Cuando un día salió de Écija para jugar en el Atlético seguro que nunca pensó que sería en A Coruña, a 1.003 kilómetros de casa, donde triunfaría. Pero así es la vida. Y como tal responde él.
El orgullo que lidia con la bipolaridad
De vez en cuando es un ejercicio estimulante ponerse en la mente de aquellos que viven lejos de las grandes capitales. Se puede ser feliz sin metro, sin atascos, sin supermercados 24 horas. En definitiva, sin Madrid o Barça. No es una utopía, es un hecho. La Liga está orientada hacia una bipolaridad que prácticamente obliga a elegir entre madridistas o culés. Los padres tienen que hacer esfuerzos titánicos porque sus hijos sean del equipo de toda la vida, del de su ciudad, esos mismos clubes que están lejos de los mejores en la tabla y casi siempre dan más tristezas que alegrías. Por eso el empate que arañó el Sporting ante el Barça es la mejor forma de reivindicar que el resto también existe. La forma en la que la afición y el equipo defendieron con coraje ante el mejor del mundo sólo puede considerarse un orgullo. Gijón está orgullosa del Sporting y el Sporting de Gijón. David -David Barral- pudo con Goliath y le sacó un empate que sí vale más que un punto. Vale para confirmar que El Molinón es de Primera. Y siempre lo será.
El resultado perfecto de combinar el antiguo y la Premier
Xabi Alonso solía quedar cada vez que podía con los amigos del barrio del Antiguo, en San Sebastián, para pelotear. Todo el que le rodeaba tenía relación con el fútbol, desde compañeros del colegio Ekintza a sus familiares. Los que pudimos disfrutar de su primeros apuntes enseguida nos dimos cuenta de que llegaría lejos. Su llegada a la Real desde el Antiguoko lo constató, pero su verdadera detonación llegó en Inglaterra, a donde se fue siendo un centrocampista con calidad y de donde regresó como el mediocentro total. El ritmo que allí se encontró y el trabajo táctico que sobre él hizo Benítez fueron fundamentales para crear al jugador que ayer deslumbró en Cornellà. Distribución y recuperación. El talento del Antiguo y la intensidad de la Premier en uno mismo. El bastión de Tolosa.
Sobrevivir a lesiones y al peso de la realidad
Farinós marcó ayer un gol y dio otro a Trezeguet en la victoria ante el Zaragoza. Hacía ocho meses que no era titular y casi cinco años que no anotaba en Primera. Aquel día lo hizo defendiendo la camiseta del Mallorca y durante este gran desierto ha peregrinado por Segunda dándole muchas vueltas a lo que fue su carrera. Las lesiones, por una parte, y el peso insoportable de la realidad han tenido una gran influencia sobre él. De hecho, cuando el Inter lo fichó en 2000 por 16 millones de euros su futuro era incalculable. Pero los problemas físicos y la sensación de que su lugar estaba un escalón por debajo le acabaron de curtir. Decidió regresar y probar suerte en clubes medianos. No se equivocó y, por lo visto ayer, aún tiene gasolina.
Portillo: la revolución que aporta la cantera
Al descanso, el Málaga era un guiñapo en manos del Getafe. Necesitaba tal cambio el cuadro de Pellegrini que el técnico chileno se acordó del más revolucionario de los integrantes de su banquillo, el mediapunta canterano Portillo. El paleño ha ganado en protagonismo desde la llegada de Pellegrini, que lo primero que hizo nada más aterrizar en Málaga fue pedir un informe sobre la excelente cantera del club. Entre los nombres que apuntó estaban los de Recio, Juanmi y, por supuesto, Portillo, al que ha venido usando en los segundos tiempos como desatascador. Con sólo 20 años, ayer su entrada dio más dinamismo a un conjunto malacitano que logró empatar. No fue una casualidad. Fue la aportación revolucionaria de una cantera sin fin.
El personaje: Ali Syed
Los ricos tienen otros hábitos, otras costumbres, otros rituales. Si encima llegan de la otra parte delmundo y no conocen la naturaleza de lo que se van a encontrar ocurre lo que en el palco de El Sardinero, donde el indio Ali Syed -nuevo propietario del Racing- se marcó un baile del vientre en las propias fauces de Del Nido. Viendo su cara de felicidad nadie piensa que su acción tuviera intenciones malévolas. Tampoco que su corazón sea bético, aunque más de uno le jaleara. Pero su ejercicio contrasta con lo que normalmente es la solemnidad del palco de autoridades, lugar desapacible donde los dirigentes se comportan con la frialdad de los jugadores de póker. Ese acuerdo tácito de no agresión está instalado en nuestro fútbol por lo que en un futuro pueda suceder. Y lo que puede ocurrir es que el resto de aficiones aprovechen cada gol en contra del Racing para dirigirse hacia Ali con cualquier otra manifestación artística. No debería ser así. Nadie sabría cómo celebraría Del Nido una carrera en un partido de críquet en Calcuta. Y en esa inocencia está el misterio.